Ingredientes:

• 
  

  Base:

  
  
  
  
  • 200 g de galletas digestivas o galletas María
  
  
  • 100 g de mantequilla derretida
  
  
  
  


• 
  

  Relleno:

  
  
  
  
  • 400 g de queso crema
  
  
  • 200 ml de nata líquida para montar
  
  
  • 150 g de azúcar
  
  
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla
  
  
  • 10 g de gelatina en polvo
  
  
  • 50 ml de agua caliente
  
  
  
  


• 
  

  Cobertura (opcional):

  
  
  
  
  • Mermelada de frutos rojos o fresas frescas
  
  
  
  

Instrucciones:

1. Preparar la base:

• Tritura las galletas hasta que estén bien desmenuzadas, puedes hacerlo con un procesador de alimentos o metiéndolas en una bolsa y aplastándolas con un rodillo.


• Derrite la mantequilla en el microondas o en una cacerola y mézclala con las galletas trituradas.


• Coloca esta mezcla en el fondo de un molde desmontable y aplánala bien con una cuchara para que quede compacta.


• Refrigera la base en el congelador mientras preparas el relleno, al menos 10-15 minutos.

2 .

Preparar el relleno:

• Hidrata la gelatina en polvo en el agua caliente y deja reposar unos minutos hasta que se disuelva completamente.


• En un bol grande, bate el queso crema con el azúcar y la esencia de vainilla hasta obtener una mezcla suave.


• En otro recipiente, bate la nata líquida hasta que se forme chantilly (que esté bien firme).


• Agrega la gelatina disuelta a la mezcla de queso crema, batiendo bien para integrarla.


• Incorpora la nata montada con movimientos suaves y envolventes para que no se baje.

3. Montar el cheesecake:

• Vierte la mezcla de queso sobre la base de galleta que ya has preparado.


• Alisa la superficie con una espátula.


• Deja reposar en la nevera durante al menos 4 horas, aunque lo ideal es dejarlo toda la noche para que tome consistencia.

4. Cobertura (opcional):

• Una vez que el cheesecake esté bien cuajado, puedes añadirle una capa de mermelada de frutos rojos por encima, o decorar con fresas frescas.

5. Servir:

• Desmonta el molde con cuidado y sirve el cheesecake frío.

¡Y listo! Tienes un delicioso cheesecake sin horno, cremoso y refrescante.