Nada es para siempre. Todo en la vida es temporal y lo entendí cuando ya no quería estar con él .Cuando las excusas que siempre buscó para intentar ocultar su cobardía, no me dolían. Cuando ya no tenía ganas de desgastarme en peleas que siempre él ganaría porque según su percepción, nunca sus acciones me hacian daño.
Intentaba hacerme creer que yo las merecía por no haber actuado como él esperaba y por eso, nunca merecí un perdón realmente sentido de su corazón. Siempre estuvo convencido de su correcto comportamiento y si por el contrario, éste era censurado por mi, era una especie de consecuencia a la que me había hecho acreedora por hacerlo sentir mal.

La verdad, ya no tenía ganas de arreglar las cosas, como puedes sobrevivir a una relación sin expectativas, sin esperanzas, sin ilusiones? Siempre quiso venderme la idea barata de un futuro a su lado cuando no siquiera existió un presente. No puedes pedirle algo distinto a una persona para la cual eres su plan b favorito. Puedes apostar que siempre te cancelará cuando aparezca en su día, una verdadera prioridad para él.

Ahora, tengo miedo de volverle a hablar y arreglar las cosas. Quiero liberarme de este tormento emocional de auto obligarte a no esperar nada de la persona que más amas en el mundo. Porque en el fondo, el sentimiento es el mismo, lo amas pero la decepción es evidente y desafortunadamente acabó con las ganas con su último desprecio.

Hoy, quiero decir, que el juego terminó.