Recursos de Salud Emocional
Hace 4 horas
Tiempo de lectura aprox. :
3 min.
0 votos

Identifica tus valores


Cuando sientas desconexión, identificar lo que más valores en la vida (ya sea la familia, los viajes o la creatividad) puede ayudarte a encontrar un sentido y un propósito.


Tómate un momento para considerar cuáles son tus valores. Tus valores son los atributos más importantes para ti, como la honestidad, el humor o la paciencia.


Intente pensar en al menos 3 valores.


Una vez que hayas identificado tus valores, piensa en cómo puedes aplicar al menos uno de ellos a algo que vas a hacer hoy .

Por ejemplo, si valoras la amabilidad, intenta ponerte en contacto con alguien que te importa. Si valoras el humor, comparte un video que te haga reír.


Reconoce tus fortalezas


Los altibajos de la vida cotidiana pueden afectar nuestra autoestima. Tómate un minuto para escribir tus fortalezas o las cosas que te gustan de ti, y es posible que empieces a sentir más confianza.


Piensa en algo que hagas bien. Puede ser una cualidad, como ser un buen oyente, o una habilidad, como hornear galletas deliciosas. Si te resulta difícil pensar en una fortaleza, puedes contactar a alguien que te conozca bien para obtener ideas.


Una vez que hayas identificado tu fortaleza, anótala. Luego piensa en la última vez que la pusiste en práctica y escríbelo también.


Piensa en 2 fortalezas más. Anótalas también y luego escribe sobre la última vez que las pusiste en práctica.


Demuestra Autocompasión


Cuando las emociones incómodas te abruman, a veces puedes juzgarte con demasiada dureza. Esto puede suceder en cuanto sientas tristeza, ansiedad, enojo o incluso cuando no sientes nada en absoluto.


En esos momentos en los que te juzgas, tratarte con la misma amabilidad con que tratarías a un amigo puede ayudarte a mejorar tu estado de ánimo y hacer que te sientas menos estrés.


Piensa en un momento en el que un amigo o familiar se sintió mal consigo mismo y acudió a ti en busca de ayuda.


¿Cómo le respondiste? Si lo consolaste o lo aconsejaste, recuerda cómo te sentiste y piensa en cómo se habrá sentido esa persona al recibir tus palabras de aliento.


Ahora piensa en aquellas situaciones en las que te sientes mal contigo mismo. ¿Qué te dices cuando estás triste? ¿Es diferente a cómo hablas con los demás? ¿Por qué crees que es así?


La próxima vez que sientas desánimo o malestar, intenta hablar contigo mismo de la misma forma en que hablarías con tu familia o tus amigos. Observa si puedes sentir la diferencia. Por lo general, es más fácil demostrar comprensión y amabilidad hacia los demás. Si te hablas con esa misma compasión, puede que empieces a cambiar la forma en que piensas de ti mismo y del mundo que te rodea.

2 visitas
Valora la calidad de esta publicación
0 votos

Por favor, entra o regístrate para responder a esta publicación.

Publicaciones relacionadas
Adimvi es mejor en su app para Android e IOS.