Quise desafiarte, a más de mil batallas te mandé, sin ni siquiera acompañarte o cuidarte porque yo me encontraba ocupada caminando por la vida.
En el camino entregué un amor, nada efímero por cierto; entregué tiempo que en ocasiones era lo que menos tenía. Sin embargo tú, ya sabias lo que se avizoraba, y al final sucedió: me dejaron sola con mi amor, acabaron con la poca fe que me quedaba, acabaron con todo .
Pero hoy, sentada en la pequeña pausa de mi camino, solo una cosa más quiero pedirte, aparte de perdón: CORAZÓN: NO TE RINDAS, NO AHORA POR FAVOR!