Qué loco, le oraba a Dios todos los días para que te trajera a mi lado. Y ahora le oro para que te saque de mi pensamiento .

Quiero llorar. Aún dueles en esta noche fría donde lanzo miradas furiosas con un corazón dolido. ¿Quieres verme llorar? ¿Eso querías? Muy bien, te felicito! Pues lo lograste. Para ti debe ser fácil hacer tanto daño y mentir al decir que te lo hicieron a ti. No te odio, pero si pudiera devolver el pinche tiempo que no perdona a nadie, lo devolvería justo al día en que te conocí. Y cambiaría ese error de conocerte y mirarte con ojos de amor.

Fuiste mi peor error. Y lloro al decir esto porque me juré que eras la niña más hermosa y más perfecta del mundo.

Llegué a pensar que ya te había superado u olvidado. Pero no, realmente aún tú recuerdo me seguía haciendo daño. Hasta hoy que lloré, lloré y lloré tanto que mis ojos dijeron “no más”.

Lo bueno de haber llorado tanto, es que saqué todo lo que llevaba dentro, todo ese dolor de tu adiós, todos los malditos látigos que me daba yo mismo por haberte dejado ir. Y también te saqué a ti. Y lloraré lo que sea necesario; pero no estaré así toda la vida, todos los días. Mis mejores días están por llegar y debo tener mis ojos bien abiertos y mi corazón dispuesto para recibirlos.

Ojalá leas esto algún día y sepas cómo alguien que te quiso dar todo de sí, ahora te quiere ...

Lejos, muy lejos de su vida.