Hola a todos y bienvenidos. Soy María, y en este espacio hablamos de temas reales de la vida, como si nadie estuviera escuchando.

Feliz Año Nuevo, aunque quizás llegue un poquito tarde para felicitaros el 2025.

Hoy tengo muchas ganas de hacer este post porque toca una temática que me apasiona y que, sin duda, nos hará reflexionar a todos .Como dice el título: "¿Y si el problema soy yo?".

Para mí, es fundamental hacer una autoevaluación periódica. Cada vez que haya una discusión, un problema o un distanciamiento, me pregunto: *¿Cómo lo estoy haciendo?* ¿He podido hacer daño a esta persona? ¿Mis actitudes han sido las correctas? Aunque sientas que, en principio, la culpa sea de la otra persona o que no has hecho nada malo, es vital detenerte a reflexionar. Si no tienes autocrítica, es muy probable que repitas los mismos errores una y otra vez, lo que terminará dañando tus relaciones.

Lo más fácil es echarle la culpa a los demás. Decir: *No, pero no ha sido mi culpa, fue él o ella quien hizo esto* o *la vida está en mi contra*. Siempre buscamos factores externos para justificar nuestros problemas. Pero si no somos capaces de reconocer nuestros propios errores, ¿cómo vamos a mejorar?

Hay personas que tienen un gran problema para admitir sus errores. Les cuesta mucho decir: *Tienes razón, me equivoqué, voy a cambiar*. Y aunque me duela, creo que esta actitud solo nos hace daño, porque el orgullo y el ego no nos permiten evolucionar. 

Es importante cuestionarnos y reflexionar sobre nuestras acciones, especialmente cuando sentimos que hemos cometido un error. Yo, por ejemplo, reconozco que he tenido actitudes tóxicas en algunas de mis relaciones. Cometí errores que llevaron a distanciamientos o rupturas, y no me avergüenza decirlo. Reconocer que uno comete errores es clave para crecer, no solo como pareja o amiga, sino como persona en general.

Es fundamental poder decir: *Sí, me equivoqué, y voy a cambiar* porque lo peor es hacer daño y no ser capaz de reconocerlo. Si no te das cuenta de tus errores, te quedas atrapado en comportamientos inmaduros y sigues perdiendo a las personas que te importan.

Recuerdo que cuando mis relaciones no iban bien, cuando tenía muchas discusiones y rupturas, me preguntaba: *¿Y si el problema soy yo?*. Muchas veces, nuestras inseguridades distorsionan la realidad, y lo que creemos que es un motivo razonable para estar molestos, en realidad no lo es. Esos celos, por ejemplo, que surgían en mi vida no eran realmente justificados, eran el resultado de mi inseguridad. Y aunque yo los justificaba, ahora sé que esas actitudes solo dañaban mis relaciones.

Las relaciones son sobre dar lo mejor de ti, reconocer tus errores y trabajar para mejorar. El amor no es: *Yo soy así, si no te gusta, te vas*. El amor verdadero es: *Sé que tengo inseguridades, sé que cometo errores, pero porque te quiero, voy a esforzarme por mejorar y no hacerte daño*.

Muchos confunden amor propio con egoísmo. El amor propio debería ayudarte a construir relaciones sanas, poner límites, y saber lo que vales. Pero el ego, el orgullo y el egocentrismo destruyen relaciones. Hoy en día, parece que estamos perdiendo de vista lo que significa realmente el amor propio, y lo confundimos con actuar solo según nuestros deseos, sin importar lo que el otro sienta.

Así que te invito a reflexionar: si has tenido una discusión, una ruptura o alguna situación difícil, pregúntate: *¿He hecho algo mal?* No para castigarte, sino para aprender y crecer. Todos cometemos errores, pero reconocerlos es el primer paso para mejorar.

Es fundamental poder pedir perdón y corregir nuestros errores. Si cada uno de nosotros asumiera nuestra parte, las relaciones serían mucho más sencillas. No dejes que tu orgullo te haga perder lo que más valoras. El amor y las relaciones se basan en la comprensión, el respeto y la disposición de cambiar.

Gracias por escucharme, espero que este episodio os haya hecho pensar y reflexionar. Nos vemos en el siguiente post. ¡Un beso gigante!