REFLEXIÓN. ?

¡La mujer por la cual mi esposo me dejó vino a reclamar que le dé el divorcio para casarse con el!

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Mi esposo y yo nos casamos siendo muy jóvenes. Somos originarios de un rancho y nos vinimos a la ciudad en busca de mejores oportunidades .

Tuvimos tres hijos y, a pesar de eso, yo siempre trabajé desde casa para ayudar con los gastos y salir adelante. Él también trabajaba duro, en la construcción, y poco a poco fuimos juntando lo necesario. Compramos un terreno e hicimos una casa; después adquirimos otro terreno y abrimos una tienda, y con el tiempo, logramos abrir otra más.

Nuestros hijos crecieron, y hasta ese momento todo era felicidad. Pero no sé qué pasó. Tal vez fue la rutina, o quizás me enfoqué demasiado en conseguir dinero para asegurar un mejor futuro, y a él le debió pasar lo mismo.

Un día, con el rostro triste y sin saber cómo decírmelo, me dijo que teníamos que separarnos. Para entonces, nuestros hijos ya no vivían en casa; habían pasado más de 20 años desde que llegamos del rancho. Me confesó que tenía otra mujer, que estaba embarazada, y que no quería dejarla sola con un hijo. También me dijo que aún me quería y que, si no fuera porque ella estaba embarazada, jamás se habría separado de mí.

Sentí una tristeza inmensa, como si el mundo se me viniera encima. Pero también entendí que lo justo era que él respondiera por su hijo y le diera un hogar como el que nosotros le dimos a los nuestros. Me quedé con una de las tiendas, y él con otra. Me dejó la casa y se fue a rentar. Nunca me pidió el divorcio, y como yo nunca busqué una nueva pareja, tampoco me importó divorciarme de él.

He vivido mi vida tranquila. Tengo a mis hijos, mi fuente de ingresos y disfruto viajar. Tengo amigas, me gusta mi soledad, ir al cine, pasar las tardes mirando por la ventana y visitar a mis hijos cuando tengo tiempo. En casa recibo a mis nietos y disfruto jugar con ellos.

Sin embargo, un día, de la nada, llegó la pareja actual de mi esposo a reclamarme. Me acusó de no haber querido dar el divorcio y de haberme quedado con la tienda y la casa. Me dijo que yo no trabajaba, que quien trabajaba era él.

Soy una dama y no iba a ponerme a su nivel. Solo le respondí que me daba lástima y que no podía creer hasta dónde era capaz de llegar. Le expliqué que no me había divorciado porque él nunca lo quiso, y que solo me quedé con lo que me correspondía. También le dije que no tenía nada que pelearle, porque si alguien había desbaratado mi hogar, era ella. Sin embargo, aclaré que no era ella quien debía respeto hacia mí, sino mi esposo, quien no me lo tuvo.

Para ella solo siento lástima, porque debe estar muy mal como para venir a exigirme un divorcio.

Mi reflexión es esta: recuerden que los relatos son historias compartidas. Créditos: Aprende en 5 minutos .

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