El Precio de una Madre
Hace 4 días
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Existió hace mucho tiempo una madre llamada Clara que vivía en un pequeño pueblo. Era una mujer trabajadora y amorosa, pero la vida le había presentado muchas dificultades .
Su esposo había fallecido cuando su hijo, Carlos, era apenas un bebé, y desde entonces, Clara había luchado sola para darle lo mejor que podía. Sin embargo, las circunstancias eran difíciles; el trabajo escaseaba y la pobreza la rodeaba.

Un día, Clara escuchó rumores sobre una familia adinerada que vivía en una mansión en las afueras del pueblo. Se decía que eran generosos y que estaban buscando adoptar a un niño. Clara, con el corazón desgarrado, pensó que tal vez esa era la oportunidad que Carlos necesitaba para tener un futuro mejor. Con lágrimas en los ojos, tomó la difícil decisión de dejar a su hijo en la puerta de la mansión, con la esperanza de que allí encontraría amor y oportunidades.

Los días se convirtieron en semanas, y Clara no podía dejar de pensar en su hijo. A medida que pasaba el tiempo, comenzó a recibir noticias sobre la familia que lo había adoptado. Al principio, todo parecía ir bien; le decían que Carlos estaba sano y que se estaba adaptando. Sin embargo, pronto comenzaron a llegar rumores inquietantes. La familia, aunque rica, era fría y distante. El pequeño no era querido; era tratado más como un objeto que como un hijo. No había amor en su hogar, solo expectativas y exigencias.

Clara, al enterarse de esto, sintió que su corazón se rompía en mil pedazos. Se dio cuenta de que había cometido un error terrible. El dinero y la comodidad no podían reemplazar el amor de una madre. Decidida a recuperar a su hijo, Clara se armó de valor y se dirigió a la mansión.

Cuando llegó, su corazón latía con fuerza. Al ver a Carlos, su pequeño, sentado solo en un rincón del jardín, su corazón se llenó de tristeza. Él la miró con ojos tristes, y en ese momento, Clara supo que había tomado la decisión correcta al regresar. Sin dudarlo, corrió hacia él y lo abrazó con todas sus fuerzas.

"Perdóname, hijo", le susurró entre lágrimas. "Nunca debí dejarte. Te amo más que a nada en este mundo".

Carlos, aunque confundido, sintió el calor del abrazo de su madre y, por primera vez en mucho tiempo, sonrió. Clara decidió que no volvería a separarse de su hijo. Juntos, regresaron a su hogar, donde, aunque la vida era dura, el amor que compartían era más fuerte que cualquier riqueza material.

Desde ese día, Clara y Carlos aprendieron a enfrentar las dificultades juntos. Clara trabajó arduamente, pero siempre encontró tiempo para estar con su hijo, enseñándole que el amor y la familia son lo más importante en la vida. El niño creció rodeado de amor, y aunque nunca tuvieron lujos, siempre fue feliz, porque sabía que el verdadero tesoro era el amor incondicional de su madre.

Fin
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