mi piel responde al toque,
al roce del viento
que imita tu suave tacto.
Tu risa aún hace eco
en este lugar desorbitado,
donde alzo la mirada
y sueño que tus ojos encendidos
vienen a buscarme.
Los pájaros preguntan por ti,
el universo que llevo clavado en mi pecho
también te busca.
Lucho por contener las lágrimas
pero llegan como torrente.
y aunque te sigo esperando
sé que no volverás a este lugar,
que no cruzarás la pendiente desbocada ni
surcarás el ancho río de caricias
para venir a mí.
Al anochecer,
mis memorias saldrán
como un ciego buscando la luz,
buscándote
donde quiera que estés,
donde tu ausencia grita en el silencio.
Pero en vano teñiré mi corazón con esperanza,
este dolor jamás conocerá el consuelo de tus palabras.
Y tú nunca sabrás lo que estoy sintiendo,
estés donde estés.