Un Amor Eterno
Hace 1 día
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En un pequeño pueblo rodeado de montañas, dos jóvenes, Clara y Lucas, compartían un amor que parecía desafiar al tiempo. Desde la infancia, habían sido inseparables, explorando cada rincón del bosque, riendo bajo el sol y soñando con un futuro lleno de promesas .
Clara, con su risa contagiosa y su espíritu libre, iluminaba la vida de Lucas, quien la adoraba con cada latido de su corazón.

Sin embargo, la vida les tenía reservado un destino cruel. A los diecinueve años, Clara fue diagnosticada con una enfermedad terminal. La noticia cayó como un rayo en un cielo despejado, y el mundo de Lucas se desmoronó. A pesar de la tristeza, Clara se negó a dejar que la enfermedad definiera sus últimos días. En lugar de rendirse, decidió vivir con intensidad, disfrutando cada momento como si fuera el último.

Durante los meses que siguieron, Clara y Lucas crearon recuerdos imborrables. Pasearon por el campo, bailaron bajo las estrellas y compartieron secretos en la penumbra de la noche. Clara le enseñó a Lucas a apreciar la belleza de lo efímero, a encontrar alegría en las pequeñas cosas y a vivir sin miedo. "La vida es un regalo", le decía, "y cada día es una oportunidad para amar y ser amado".

A medida que la enfermedad avanzaba, Clara se volvió más frágil, pero su espíritu seguía brillando con fuerza. En sus últimos días, se sentaron juntos en su lugar favorito, un claro en el bosque donde solían soñar con el futuro. Con lágrimas en los ojos, Clara tomó la mano de Lucas y le dijo: "Prométeme que vivirás plenamente, que no dejarás que el miedo te detenga. La vida es corta, pero el amor que compartimos es eterno".

Lucas, con el corazón destrozado, asintió. Sabía que debía honrar su memoria, pero la idea de perderla lo aterraba. Sin embargo, Clara le sonrió con esa luz que siempre había tenido, y le susurró: "No llores por mí. Celebra lo que tuvimos. Siempre estaré contigo, en cada rayo de sol y en cada susurro del viento".

Días después, Clara cerró los ojos por última vez, dejando a Lucas con un vacío inmenso. La tristeza lo envolvió, pero en medio de su dolor, recordó las palabras de Clara. Decidió que, aunque ella ya no estuviera físicamente a su lado, viviría cada día como ella le había enseñado. Comenzó a viajar, a explorar el mundo, a conocer nuevas personas y a encontrar belleza en lo cotidiano.

Con el tiempo, Lucas se convirtió en un defensor de la vida plena, compartiendo la historia de su amor con Clara y el poderoso mensaje que ella le había dejado. En cada charla, en cada encuentro, recordaba a su amada y la forma en que había transformado su vida. Aunque el dolor de su pérdida nunca desapareció por completo, Lucas aprendió a llevarla con él, como un eco de amor que nunca se apagaría.

Así, en un rincón del mundo, el amor de Clara y Lucas continuó vivo, recordando a todos que, aunque la vida puede ser efímera, el amor verdadero trasciende el tiempo y el espacio.

Fin
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