Notas de Libertad
Hace 4 días
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En un pequeño pueblo donde las miradas eran más críticas que comprensivas, vivía un joven llamado Cesar. Desde pequeño, Cesar había sido el centro de atención de sus padres, quienes, con amor pero también con un exceso de protección, lo envolvieron en una burbuja de cuidados .
Su diagnóstico de autismo hizo que sus padres temieran por su futuro, así que lo mantenían alejado de situaciones que pudieran resultarle abrumadoras.

La comunidad, por su parte, no lo entendía. Lo veían como un chico extraño, que prefería el silencio a las conversaciones y que se perdía en sus propios pensamientos. En la escuela, sus compañeros lo ignoraban, y los adultos lo miraban con condescendencia, como si su mundo interior no tuviera valor.

Sin embargo, en medio de esa burbuja, Cesar descubrió un refugio: la música. Un día, mientras exploraba el desván de su casa, encontró una vieja guitarra cubierta de polvo. Al tocarla, sintió que las notas vibraban en su interior, como si cada acorde le hablara directamente al corazón. Desde ese momento, la música se convirtió en su lenguaje, su forma de comunicarse con el mundo.

Con el tiempo, Cesar comenzó a componer sus propias canciones. Las letras hablaban de sus sueños, de sus miedos y de la belleza que encontraba en lo cotidiano. A pesar de la falta de apoyo de su comunidad, su pasión por la música creció. Pasaba horas en su habitación, creando melodías que resonaban con una profundidad que pocos podían imaginar.

Un día, decidió participar en un concurso de talentos local. Sus padres, aunque preocupados, lo apoyaron. Cuando llegó el día del evento, el auditorio estaba lleno de gente que no creía que él pudiera sorprender. Sin embargo, cuando subió al escenario y comenzó a tocar, el silencio se apoderó del lugar. Su voz, suave pero poderosa, llenó el aire, y las notas de su guitarra parecían danzar en el viento.

La actuación de Cesar fue un éxito rotundo. La audiencia, que al principio lo miraba con escepticismo, se dejó llevar por la magia de su música. Al finalizar, el aplauso resonó como un trueno, y Cesar sintió por primera vez que su voz era escuchada y valorada.

A partir de ese día, la percepción de la comunidad cambió. Cesar no solo se convirtió en un símbolo de superación, sino que también inspiró a otros a ver más allá de las etiquetas. Sus padres, al ver la transformación de su hijo, aprendieron a soltar un poco las riendas y a permitirle explorar el mundo con más libertad.

Lucas continuó su camino en la música, y con cada nota, cada acorde, se liberaba un poco más de las cadenas de la sobreprotección y la infravaloración. Su historia se convirtió en un himno de esperanza, demostrando que, nuestro verdadero yo es quien nos permiten encontrar nuestro lugar en el mundo.

Fin
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