A veces, es difícil darse cuenta de que estamos en una relación que no nos hace bien. Nos acostumbramos a ciertas actitudes o dinámicas que, aunque no nos hagan sentir bien, parecen normales .
En una relación tóxica, suelen aparecer comportamientos como el control excesivo, los celos desmedidos, la falta de respeto o la manipulación. Si te sientes constantemente juzgada, ignorada o como si tu voz no tuviera valor, es una señal de alerta. También es importante prestar atención a cómo te sientes contigo misma cuando estás con esa persona. Si sientes que has perdido tu confianza, tu libertad o incluso tus sueños, algo no está bien.
Pero no todo está perdido. Si ambas personas están dispuestas a mejorar, la comunicación es clave. Hablar con honestidad sobre cómo te sientes puede abrir puertas para solucionar problemas. Lo importante es expresar tus emociones sin culpar a la otra persona, usando frases como "Yo siento..." en lugar de "Tú siempre...".
Escuchar también es fundamental. Muchas veces pensamos en lo que vamos a responder mientras la otra persona habla, pero escuchar de verdad significa intentar entender sus sentimientos y perspectivas sin interrumpir ni juzgar.
Por último, recuerda que una relación saludable es aquella en la que ambas personas se apoyan mutuamente para crecer, se respetan y se sienten libres de ser quienes son. Si después de intentar mejorar la comunicación, las cosas no cambian o incluso empeoran, puede ser momento de priorizarte a ti misma y tomar decisiones difíciles pero necesarias. Cuidarte siempre debe ser lo primero.