A veces siento que vivimos entre paréntesis. Pequeños intervalos que rodean los momentos importantes esperando algo que tal vez nunca llega .Siempre hay un "cuando": cuando termine esta etapa, cuando tenga más tiempo, cuando las cosas mejoren. Y en esa espera interminable la vida sigue silenciosa como si no se diera cuenta de que no estamos prestando atención.
Nos aferramos a los grandes momentos: el ascenso soñado, el viaje esperado, el amor perfecto. Pero ¿y si la vida no está en esos instantes que marcamos en el calendario? ¿Y si la vida sucede mientras esperamos? Quizás está en el café que tomaste esta mañana, en la risa que soltaste sin darte cuenta, en esa canción que te hizo cerrar los ojos por un segundo.
La vida no grita, no se anuncia. Es un susurro constante, una suma de pequeños detalles que pasan desapercibidos si no los miras con atención. Pero nosotros tan ocupados con el "después" olvidamos que el "ahora" es lo único que realmente tenemos.
Y sí a veces el "ahora" duele. A veces es complicado y no tiene sentido. Pero incluso en el caos, hay belleza. En las grietas del día a día, en las pausas inesperadas la vida nos recuerda que no necesita ser perfecta para ser valiosa.
Quizás la clave no está en buscar el significado de la vida, sino en encontrar significado en lo que ya tienes. En esas conversaciones que te llenan el alma, en el abrazo que llega cuando más lo necesitas, en los errores que te enseñaron más que cualquier victoria.
La vida no está entre paréntesis. Es todo lo que sucede antes, después y en medio. Es el momento que tienes ahora, mientras lees estas palabras, mientras respiras, mientras piensas. Es un regalo aunque a veces venga envuelto en papel que no esperabas.
Entonces, ¿qué vas a hacer con tu vida ahora?