Preparar los ingredientes: El primer paso es seleccionar frutas, verduras o carnes frescas de buena calidad. Lávalas y, si es necesario, pélalas o córtalas en trozos según el tipo de conserva que quieras hacer.
Esterilizar los frascos: Para evitar que las conservas se contaminen, es esencial esterilizar los frascos y las tapas .
Escoger el tipo de conserva: Existen diferentes métodos para hacer conservas, como el encurtido, la mermelada, las conservas en salmuera o en almibar. Dependiendo del alimento, elige el método adecuado.
Preparar la solución de conservación: Si vas a hacer conservas en almíbar o salmuera, prepara la mezcla de azúcar, agua y vinagre o sal, según sea necesario. Lleva a ebullición la solución antes de usarla.
Llenar los frascos: Coloca los ingredientes en los frascos esterilizados, dejando un espacio libre en la parte superior. Luego, vierte la solución caliente sobre ellos, asegurándote de cubrir completamente los alimentos.
Cerrar los frascos: Coloca las tapas en los frascos y apriétalas bien, pero sin forzar demasiado. Esto ayudará a crear el vacío necesario para conservar los alimentos.
Proceso de conservación: Si estás haciendo conservas en conserva de calor (como mermeladas o encurtidos), coloca los frascos en una olla con agua caliente y hiérvelos durante el tiempo recomendado para asegurarte de que se sellan correctamente.
Almacenamiento: Una vez los frascos se enfríen, guárdalos en un lugar fresco, oscuro y seco. Asegúrate de etiquetar cada frasco con la fecha de la preparación.
Revisión de conservas: Antes de consumir, revisa que los frascos estén bien sellados y que no haya signos de daño. Si alguna tapa está abultada o el frasco tiene un mal olor, deséchalo.
Disfrutar: Una vez que las conservas se han almacenado durante el tiempo adecuado, disfruta de tus productos caseros, sabrosos y listos para usar en cualquier receta.
