Todos saben que morirán y aún así, continúan viviendo. Muchos le tienen miedo al amor y por eso prefieren no hacerlo, y es entonces cuando eligen quedarse en su búnker “seguro” y “confortable” sin riesgo de ser alcanzados por alguna bala perdida, algún corazón roto o alguna lágrima emergida desde el alma .
El problema llega cuando desean vivir y ya no saben cómo hacerlo. Y es que muchas veces, puede más la costumbre y una falsa estabilidad que las mismas ganas de vivir y amar que los quema por dentro. Prefieren ignorarlas y observar cómo lapidan su felicidad minuto a minuto hasta que el reloj decide finalmente por ellos.
Muy lindo.