La cocina minimalista se basa en la simplicidad, el orden y la eficiencia, eliminando el exceso de objetos para enfocarse en lo esencial. Este enfoque no solo mejora la estética del espacio, sino que también hace que la cocina sea más fácil de usar, limpiar y mantener.
Declara el espacio: Antes de comenzar, vacía los armarios y cajones .
Selecciona utensilios esenciales: Opta por utensilios multipropósito que ahorren espacio y sean funcionales. Una buena cuchara de cocina, un cuchillo versátil y una sartén antiadherente son básicos.
Almacenamiento inteligente: Utiliza soluciones de almacenamiento como estantes abiertos, cestas o contenedores transparentes. Los estantes abiertos pueden ser estéticamente atractivos si están bien organizados, y los contenedores ayudan a mantener los alimentos secos y accesibles.
Menos electrodomésticos, más funcionalidad: Minimiza la cantidad de electrodomésticos. Un microondas, una licuadora y una cafetera de buena calidad pueden ser suficientes. Si tienes espacio, un sistema de organización para mantenerlos fuera de la vista puede ser útil.
Espacios limpios y despejados: Mantén las superficies de trabajo libres de objetos innecesarios. Solo deja lo que necesitas para cocinar en el momento, y guarda el resto en los armarios o cajones.
Colores neutros: Elige una paleta de colores neutros para crear una sensación de amplitud y calma. Colores como el blanco, gris, negro o madera clara son ideales.
Optimiza la iluminación: La luz natural es fundamental en una cocina minimalista. Asegúrate de tener una buena fuente de luz artificial que ilumine las áreas de trabajo sin recargar el ambiente.
Con estos pasos, podrás crear una cocina que no solo sea funcional, sino que también ofrezca una sensación de tranquilidad y orden.