Una dieta basada en alimentos locales y de temporada ofrece una serie de beneficios tanto para la salud como para el medio ambiente. Al consumir productos frescos y cultivados cerca de nuestra región, podemos aprovechar al máximo sus nutrientes y disfrutar de una mayor variedad de sabores.
Mayor valor nutricional: Los alimentos locales y de temporada suelen cosecharse en su punto máximo de madurez, lo que les permite retener más vitaminas y minerales que los que se transportan largas distancias.
Mejor sabor: Al estar frescos y recién recolectados, los alimentos de temporada tienen un sabor más intenso y natural.
Menor impacto ambiental: Al elegir productos locales, se reduce la huella de carbono asociada al transporte de alimentos de otros lugares, lo que contribuye a la protección del medio ambiente.
Apoyo a la economía local: Comprar productos de productores locales favorece la economía de la comunidad, generando empleo y fomentando el desarrollo de pequeños negocios.
Variedad y adaptación a la estación: Comer de acuerdo con la temporada ofrece una amplia variedad de alimentos, lo que permite disfrutar de nuevas opciones en cada época del año, además de adaptarse mejor a las necesidades nutricionales del cuerpo según el clima.
Reducción de aditivos y conservantes: Los alimentos locales y frescos requieren menos tratamientos de conservación, lo que significa menos exposición a químicos y aditivos artificiales.