A veces me pregunto cómo me recordarán cuando ya no esté aquí. No es una pregunta fácil, pero creo que todos, de una forma u otra, dejamos una huella .
Quiero ser recordado como alguien que aportó algo positivo, por pequeño que fuera. Quizás una palabra de ánimo en el momento adecuado, un consejo que ayudó a alguien a tomar una buena decisión, o simplemente una sonrisa que hizo más llevadero el día de alguien. Quiero que mi vida sea un reflejo de amor, empatía y autenticidad, porque creo que esas son las cosas que realmente importan.
Me gustaría inspirar a otros a seguir sus sueños, a creer en ellos mismos y a nunca rendirse. Si logro que una persona se sienta más fuerte, más capaz o más feliz, entonces sentiré que mi vida tuvo un propósito.
También quiero dejar un mundo un poco mejor del que encontré, aunque sea en cosas pequeñas: cuidando el medio ambiente, ayudando a otros a crecer, o contribuyendo a crear espacios donde las personas se sientan aceptadas tal como son.
Al final, el legado que quiero dejar es el de alguien que vivió con intención, que amó profundamente y que nunca tuvo miedo de ser quien realmente era. No se trata de ser perfecto, sino de vivir de una manera que deje ecos de bondad y esperanza en el corazón de los demás.
¿Y tú? ¿Qué legado te gustaría dejar?