Somos fuertes y no lo sabemos.
Reflexionando llegué a una conclusión...
¿Sabían qué somos más fuertes de lo que pensamos? Claro, lo somos... A ver, dejame darte un ejemplo. .En este momento estas acá firme a pesar de tus problemas diarios, de tus luchas internas, de tus conflictos emocionales, entre otras cosas. Seguís acá en este mundo, seguís luchando tú batalla y...¿Sabes por qué? Porque sos una persona fuerte, una persona la cual no se rindió ni bajó los brazos. Allí afuera hubo muchas personas que no tuvieron la fuerza ni el valor necesario para seguir adelante y decidieron terminar con su vida. En un momento cansada de mis pruebas y luchas pensé lo mismo, creí que esa era la mejor solución, pero permitime decirte que esa no es la solución. La única solución es seguir como lo estás haciendo ahora, porque no vas a enfrentar una prueba que no puedas superar. Tenés el potencial y el valor suficiente como para salir a delante en todo lo que se te presente. La vida no fue fácil, no lo es y no lo va a hacer, es sólo para valientes y personas que estén dispuestas a luchar día a día.
Si, me podes decir que no das más, que no tenes fuerzas, que tocaste fondo; lo sé porque yo lo pasé, pero...¿Sabes cuál es la ventaja de eso? Si en verdad tocaste fondo, podes usar ese fondo como un método de impulso y volver a la superficie. La única manera de perder la batalla es dejando de luchar.
Vamos, intenta un poco más. No te rindas. Lo mejor está a punto de suceder. Si te caíste levantate no te quedes ahí tirado, todos los días tenés una nueva oportunidad de seguir luchando. Llora si es necesario pero seca tus lágrimas y seguí.
Más adelante vas a recordar lo que pasaste y te vas a dar cuenta que si eras más fuertes de lo que pensaste. No te límites, confía un poco más en vos mismo.