Espero que esta carta te encuentre en medio de un día bendecido y radiante, para que las palabras que escribo aquí puedan calentar tu corazón, tal como tu sonrisa calienta el mío. Mientras redacto estas líneas, siento un inmenso amor y un deseo irresistible de compartir todo lo que habita en mi pecho desde el momento en que nuestros caminos se cruzaron.

  Nuestro amor es como una llama que resplandece, fuerte y sincera, y enciende en mí la certeza de lo especial que eres .Sin embargo, no puedo dejar de mencionar que, a veces, las sombras susurran silenciosamente: el miedo a la monotonía, el terror a la distancia, el dolor punzante de la añoranza. Estos son fantasmas que rondan, intentando desafiar el brillo que creamos juntos.

  La monotonía, esa sombra traicionera, insiste en rondar como un recordatorio inquietante de la rutina. Lucho contra ella, siempre buscando inyectar nuevos elementos en nuestra convivencia, nuevas risas, nuevos caminos por los que podamos recorrer juntos. Deseo que nunca perdamos la capacidad de sorprendernos y reencantarnos, todos los días.

  La distancia, por más que a veces insista en separarnos, nos enseña cuán resiliente y poderoso puede ser el amor verdadero. El dolor de la distancia y la ausencia se suaviza con las sonrisas intercambiadas en mensajes de buenos días, con los afectos constantes que solo aumentan las ganas de estar cerca. Tu presencia permanece en cada pequeño gesto y en cada palabra cariñosa que intercambiamos. La distancia se encoge cada vez que siento tu alma junto a la mía, aunque sea desde lejos.

  Ah, las noches. Cuando llega la hora de descansar, siento tu calor a través de nuestros mensajes de buenas noches. Imagino tu mirada serena, que tanto me calma y trae confort. Sueño despierto con los momentos en que estamos juntos, con esos pequeños y significativos toques, intercambios de miradas cómplices, y es increíble cómo encuentro paz en esos pensamientos.

  A pesar de mis temores, se revela una verdad: el profundo cariño y el amor que siento por ti. La añoranza, aunque dolorosa, me recuerda todo lo que es genuino entre nosotros. Cada buenos días llena mi corazón de energía y esperanza, cada mensaje de cariño es un recordatorio encantador de que eres lo mejor que me ha pasado.

  Esta carta es una promesa eterna de amor, es un compromiso de alma pura y leal de que construiremos nuestra historia lejos de la monotonía, celebrando cada día con pasión renovada. Que todas las mañanas seamos capaces de reinventar nuestro amor, que cada noche, el brillo de nuestro afecto ilumine el camino que elegimos recorrer juntos.

  Con todo el amor y el deseo de una vida repleta de alegrías,

  Por: Patrick Vieira