Les contaré una experiencia vivida por mí.

Todo comienza el 13 de octubre del 2017, el día que mi vida se derrumbó por una gran estupidez que cometí y siempre cargaré como pecado, no diré lo que hice, prefiero omitir y guardar eso para mí nada más.

La vida detrás de los barrotes es dura, las golpizas no son nada normales, llorar es un lujo que no te puedes dar, quejarte es algo imposible, el abuso de los derechos humanos no tiene límite en la cárcel, la soledad se convierte en tu única amiga, creo que la muerte es mejor que la prisión pero lo único que te puede mantener alejado de la muerte y la soledad es tu familia, el apoyo de tu familia, saber que tu familia está en la calle luchando para que seas libre y vuelvas a estar su lado de nuevo, ¡¡es lo único!! Que te puede mantener cuerdo en ese maldito lugar en el que abusan tanto físicamente como psicológicamente.

Las cartas de mi madre, abuelo y hermano eran lo único que hacía que mis días grises detrás de esas rejas tuvieran sentido, al leer cada carta sentía como mi pecho ardía de dolor y mil lagrimas caían por cada palabra que leía… leer que todos me extrañaban y estaban mal por el error que cometí me hacía sentir como una miserable basura .Al leer que todos me perdonaban y solo querían estar conmigo me hizo muy feliz, muy dentro de mi me dije, "tengo que cambiar, dejaré mi asquerosa vida de mierda y me reformaré como una nueva persona, ya lo verán todos, verán que sus noches sin dormir, días pasando hambre, sus angustias y lagrimas por mi libertad no serán en vano".

Y así fue, pasaron 2 meses para que yo consiguiera mi liberta, se demostró que no habían pruebas que me culparan para yo estuviera preso.
Recuerdo que caminaba al lado de un oficial por un pasillo hasta una puerta que al abrir pude ver la luz después de dos largos meses que parecieron años, sentir el viento rozar con mi cara y la luz del sol encima de mi era algo muy refrescante y tranquilizante, al mirar de nuevo vi que dos personas venían corriendo hacia mí y cuando pude verlos bien me di cuenta que eran mi madre y mi abuelo, no pude evitar correr hacia ellos derramando lágrimas y saltar en sus brazos, recuerdo que mi madre me besaba r y lloraba sin parar diciéndome que me amaba tanto y no podía vivir sin mí, sin la presencia de su hijo.
Esas palabras me llegaron al corazón y la abracé mas fuerte aún y entre lágrimas le dije que cambiaría y nunca más haría algo que me separa de su vida, mi abuelo me miraba con lágrimas y me dijo “ Adrián, sé que sientes que estoy decepcionado de ti, pero eso no es verdad, siempre estaré orgullo de ti pase lo que pase.” Con lagrimas en mis ojos les dije, los amos, gracias por todo, gracias por no rendirse conmigo son la mejor familia que alguien pueda tener.

El tiempo pasó y comencé de nuevo la universidad y me está yendo muy bien hasta el día de hoy, ya solo me quedan 6 meses para graduarme con excelentes notas y ni una sola inasistencia. Me convertí en el nuevo jefe del negocio de mi abuelo y estoy muy orgulloso de mi cambio, sé que soy una persona nueva y diferente, tomé la escritura como pasatiempo y me está gustando mucho, hasta tengo pensando comenzar a escribir una novela, tomaré unos curso de gramática para ser un mejor escritor y algún día me puedan reconocer.