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Un hombre que parecía.
POR Marianne
25 Dic, 2024
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Me casé con un hombre…
Un hombre que parecía la respuesta a todas mis preguntas,
pero terminó siendo la pregunta que no supe cómo responder.

Yo era otra antes de él. ¿Sabes? Era…
Era risa, era furia, era torbellino.
Cantaba canciones desafinadas en la ducha,
decía “no” sin miedo,
y bailaba sin música en cualquier habitación.
Yo era una voz que resonaba fuerte…
tan fuerte que hasta a mí me sorprendía.

Y entonces, un día, apareció él.
El hombre de las palabras suaves y las promesas firmes.
El hombre que me miró como si yo fuera un mapa
y él, el único explorador dispuesto a descifrarme.
Y yo, ingenua, creí que el amor era eso:
Dejar que alguien me dibujara de nuevo.

Al principio, no fue violento.
No, no, no… Fue gentil .
Casi dulce.
“Te ves mejor con el cabello suelto”, me dijo.
Y yo lo solté.
“Ese vestido es demasiado para ti, ponte algo más sencillo”.
Y yo me cambié.
“¿Por qué gritas tanto? Las mujeres que gritan no son atractivas”.
Y yo callé.

Sin darme cuenta,
me fui borrando un poco cada día.
Un trazo aquí, una línea allá.
Primero mis amigos, después mis libros,
mis canciones y mis sueños.
“¿Por qué lees tanto? Ven y mírame a mí.”
“¿Para qué quieres trabajar si yo puedo darte todo?”
“¿De verdad vas a salir con esa ropa?”

Y así, él comenzó a escribirme.
Escribió sobre mi cuerpo. Sobre mi mente. Sobre mi silencio.
Me convertí en una obra a su medida,
pero una obra vacía.
Una figura en la pared.
Una sombra que responde al nombre de “esposa”.

¿Sabes qué es lo peor? Que cuando me miraba al espejo,
no veía a una mujer destruida. No.
Veía lo que él me decía que era: “Perfecta”.
Perfecta para él.

Y un día, mientras doblaba una camisa que él jamás usaría,
me escuché a mí misma:
“¿Quién eres?”.
¿Quién soy?
No tenía respuesta.
Mi voz, la de antes, estaba perdida,
sepultada bajo años de “sí, cariño”, “como tú digas”, “lo que tú quieras”.

Pero no me di cuenta en un grito.
No. Me di cuenta en el silencio.
Un silencio frío, interminable,
en el que ni siquiera me atrevía a pronunciar mi propio nombre.

Porque él no me arrancó mi identidad de golpe,
no. Me la fue robando pedazo a pedazo,
como un ladrón paciente,
hasta dejarme vacía de mí.

Pero hoy estoy aquí.
Sola. Y sí, con miedo.
Porque no sé quién soy sin él,
pero estoy decidida a descubrirlo.

Voy a buscarme.
Aunque me tome años, aunque me pierda mil veces en el intento.
Voy a gritar.
Voy a cantar.
Voy a bailar otra vez sin música.

Porque prefiero ser una versión rota de mí misma
que una figura perfecta de nadie más.

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dianasilva 73 puntos 25 Dic, 2024 dianasilva 73 puntos
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mariarual247 62 puntos 25 Dic, 2024 mariarual247 62 puntos
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