La dicotomía del control es un concepto central en la filosofía estoica. Se refiere a la distinción entre lo que está bajo nuestro control y lo que no lo está.
Los estoicos nos enseñan que debemos:
1.Centrarnos en lo que realmente podemos controlar, que incluye nuestras propias acciones, pensamientos, emociones y reacciones .
Todo lo demás, como las opiniones de los demás, el pasado o el futuro, está fuera de nuestro control.
2.Promover la idea de que la frustración y el sufrimiento provienen de intentar controlar lo incontrolable. Aceptar la realidad tal como es nos permite vivir con mayor serenidad.
3.Asumir la responsabilidad de nuestras propias acciones y decisiones. Aunque no podemos controlar las circunstancias externas, sí podemos elegir cómo responder a ellas.
4.Aceptar que la verdadera felicidad y la tranquilidad provienen de vivir de acuerdo con la virtud y la razón. Al centrarnos en nuestras propias acciones y en actuar de manera ética, encontramos un sentido de propósito y satisfacción que no depende de factores externos.
5.Desarrollar resiliencia ante las adversidades. Al reconocer que no podemos controlar todo lo que nos sucede, podemos aprender a adaptarnos y a encontrar oportunidades de crecimiento en las dificultades.
Estas claves nos invitan a reflexionar sobre nuestra vida y a adoptar otra actitud enfocándonos en lo que realmente podemos cambiar y aceptando lo que no podemos.