- Capítulo 25-
Nunca llegué a entender a esa clase de individuos retrógrados, que consideran una tragedia, incluso algunos fanáticos de la religión (de cualquier religión), le dan categoría de castigo divino, al hecho de tener un hijo gay (o una hija lesbiana), como si la homosexualidad fuera un
pecado.
¿Se ha parado usted a pensar Míster Picapiedra que el muchacho ha heredado su código genético?
¿No será que en algún escondido y misterioso rincón de su organismo hay una pequeña fuga de aceite?
¿O quizá una diminuta pluma que se ha quedado a medio crecer?
¿A qué no lo había pensado, verdad Señor?
¡Pues hágalo, quizás sea usted el principal responsable de eso que tanto detesta!
Continuará…
Fran Laviada