Me tomo el atrevimiento de traer mis recuerdos contigo, cada noche, cada día, cada risa, cada mirada, cada tomada de mano. No pretendo recuperar nuestro amor, nuestra historia, nuestra pasión de solo unos pocos meses .Fueron solo unos pocos meses, no hizo falta más para saber que me había enamorado pero no me había dado cuenta. En esos pocos meses supiste tanto de mi.

Sólo quiero desahogarme, y para desahogarme escribiré partes de nuestra historia. Será mi forma de hablar de alguien a quien quise en unos pocos meses.

Recuerdo nuestra primer tomada de mano. Fue en el cine, ambos “concentrados” en la película aunque sabemos que no era así. Yo intentaba romper una barrera que estaba allí desde el primer día. Era la barrera de la pena, la barrera de ¿qué pensará?, la barrera de ¿es muy pronto para tomarle la mano?. Yo no me atreví a hacerlo, a decir verdad, muy pocas veces tomo la iniciativa de las cosas. Pero tú, muy valiente, muy despacio, muy cordial, muy hermosa, tomaste mi mano y puedo jurar que se detuvo todo, se detuvo la película, se detuvo el aire, se detuvo mi corazón, se detuvo mi abrir y cerrar de ojos. “Por fin, por fin, por fin” pensaba dentro de mi. (Y se me acelera el corazón en este preciso momento que escribo esto). Allí estábamos, en aquel centro comercial, conociéndonos, sin importar la hora (llegamos tarde a tu casa y tu mamá se molestó, menos uno para mi). Aquel día nunca lo olvidaré, porque además de tomar mi mano, tomaste mi corazón, y me pueden decir que era muy pronto, pero es que el amor no sabe de tiempo.

Ese día tan bello, tomamos nuestras primeras fotos, le pedimos el favor a una pareja que nos tomara la primer foto, recuerdo que yo no sabía qué cara hacer, aún no entraba en mi cabeza la persona tan hermosa que tenía a mi lado y que quería una foto conmigo. Y después, tomé tu mano de nuevo e íbamos a tomar un taxi, pero tú dijiste que no, que tomáramos el transporte público y yo sin dudarlo dije que si.

Agarrados de la mano caminamos hacia la estación, hablando de ti. Y recuerdo que mientras me hablabas de ti, yo te escuchaba muy atento pero no podía dejar de mirar tus hermosos pies, tus zapaticos tan hermosos, y de reojo miraba tus ojos, tu sonrisa, tu boca moverse al hablar y en mi subconsciente estaba el querer besarte, pero ese día no pasó nada más que solo tomar tu mano, pero fue uno de los mejores días para mi.

Si tan solo pudiera elegir o congelar el tiempo, me quedaría con esos momentos, con esas sonrisas, con esa mirada.