Como si de un día común y corriente se tratara comenzó su día, sin ánimos, sin ninguna melodía, su vida tenue y aburrida se iba amoldando a la tragedia que se le venía.

Pero detengamos el tiempo y nos asomamos al ayer, ella Sofía, hija de doña Martha, una mujer que por "amor" cegó la realidad de sus días, el diablo vestido de elegante se cruzó en su camino y con un flechazo de ese llamado cupido, aseguró que el amor a primera vista quedó visco antes de lo previsto, su vida un poco alegre y sin rutina, iban dejando a un lado a su pequeña Sofía. Sus días se oscurecieron como cuando el sol da paso a la noche, entre el silencio que grita en su cabeza y el corazón marca la milla del terror, el diablo vestido de seductor, sin criterio ni pudor a la prematura niña que violó, sus ojos llenos de miedo decían: "escúchame mamá por favor", pero el amor obsesivo de doña Martha, abofeteó a su hija y no le creyó, al final de una larga vida de tortura, el diablo asesinó a esa madre que no tendrá perdón de Dios .

Sofía huyó, su rumbo se perdió, ahora sola por la vida, ¿qué le deparará Dios? Sin saber si la bendición es real aseguró que los días son una cronología del tiempo y no el milagro de la vida; ¿a dónde vas Sofía si tu rumbo no es con alegría? Detente que en la vida quien marca la milla sin saber caminar le espera un infierno terrenal, Sofía escucha, no es uno más de la sociedad, soy tu consciencia que te dice que no sabemos a donde iremos a llegar. La desesperación invadió la vida de esta niña que con tan sólo un par de años acuestas, la vida le jugaba las cartas de diferente manera.

Mientras los días se consumen, la vida va colgando años y pronto llega la adolescencia, con las hormonas en el espacio y la alegría entre las piernas, Sofía cumplía 16 y su juventud un poco loca le asomaba una bendición lo que en el futuro sería una tragedia. Sola sin sentido y sin rumbo fijo, las esquinas eran salas de bienestar urbano por las noche donde el alcohol y la imaginación con un poco de humo entonaban la ocasión, así era ella, vivía porque al abrir los ojos sabía que aún sentía ese rayo de luz que la bendecía cada día, hasta que un día llegó María, su amiga de la infancia, si se le podía llamar infancia, apareció y de a poquito la invadió, fue colgando alegría, fue poniendo todo en su lugar, de amiga pasó hacer la sustituta de su mamá, se adueñó de ella como si fuera territorio de propiedad; logró su objetivo y un mérito le abrió paso a un beso pasional, Sofía y María de amigas pasaron a ser algo más, sus vidas cambiaron, ahora eran la pareja del momento, quizás una con pasión y la otra con distorsión, ¿a dónde van esos besos que por agradecimiento juran amor "eterno", a donde queda la libertad de la dignidad? ¿A dónde se va la pasión si cuando te hago el amor me ahogo en desesperación?; empecé amar sin amor, a seducir sin sentir y a besar sin ganas, el silencio siempre dice la verdad, pero la infidelidad es el grito más sincero cuando uno desea a alguien más. Víctor un hombre de a pie, de esos que andan por la vida seduciendo a quien se cruza en su camino, frotó sus manos y se lanzó al abismo de aquella mujer, Sofía. Alborotada de placer, era infiel y en sus piernas la humedad empezó a aparecer, su destino alborotado le decía que en la vida una tormenta se avecina, su sexo se confundía, un día amanecía con Maria y en la noche Victor aparecía, quien juega a las escondidas pronto será sorprendida, la desilusión llegó, Víctor huyó porque la zigueña llegó en otra mujer que enredo, Sofía por primera vez sentía la desilusión de un amor de verdad, ese que desgarra el alma, desangra el corazón y asegura que no hay vida sino estás en mi vida. ( La desesperación del corazón cuando se piensa con amor) aquí voy, con una piedra en el zapato, estancada en agradecimiento, acariciando con  lamento y sintiendo sin pasión.

PD: No dejes entrar al corazón por brindarte un favor, al final del camino y el tiempo, la desesperación por querer ser uno mismo será el suicidio de tu dignidad.