Ana siempre había sido una persona que dormía bien, pero desde hacía unas semanas, se despertaba exactamente a las 3 de la madrugada, cada noche. No sabía por qué, pero sentía una extraña sensación de inquietud, como si algo la estuviera llamando.

Al principio, Ana intentó ignorar la sensación y volver a dormir, pero no podía .Se levantaba de la cama y comenzaba a caminar por la casa, intentando encontrar algo que la tranquilizara. Pero no importaba qué hiciera, la sensación de inquietud seguía allí.

Una noche, mientras caminaba por el salón, Ana vio una luz débil que provenía de la cocina. Se acercó y encontró un papel en la mesa, con una nota escrita a mano. La nota decía: "Ana, tienes un don. No lo ignores".

Ana se sintió confundida y asustada. ¿Quién había escrito la nota? ¿Y qué don era el que se refería? Intentó preguntar a su familia y amigos, pero nadie sabía nada al respecto.

A medida que pasaban las noches, Ana comenzó a experimentar cosas extrañas. Podía sentir la presencia de personas que no estaban allí, y podía oír susurros en su oído. Al principio, pensó que estaba perdiendo la cordura, pero pronto se dio cuenta de que algo más estaba sucediendo.

Una noche, Ana se despertó con una sensación de urgencia. Se levantó de la cama y se dirigió a la cocina, donde encontró una figura esperándola. Era una mujer mayor, con ojos sabios y una sonrisa cálida.

"Ana, soy tu abuela", dijo la mujer. "He venido a ti porque tienes un don especial. Eres una mediadora entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos".

Ana se sintió sorprendida y asustada, pero también curiosa. Quería saber más sobre su don y cómo podía utilizarlo para ayudar a los demás.

La abuela de Ana le explicó que su don era una habilidad para comunicarse con los espíritus de las personas que habían fallecido. Le dijo que podía utilizar su don para ayudar a las personas que estaban atrapadas entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos.

Ana se sintió emocionada y asustada al mismo tiempo. No sab