Antes de avanzar, es esencial analizar tu desempeño. Hazlo desde tres perspectivas clave:
-Logros: Enumera al menos cinco cosas de las que estés orgullos@ .
-Desafíos: Identifica lo que no funciono y, más importante, el “por qué”. Pregúntate: ¿Fueron factores externos o patrones internos repetitivos”
-Lecciones: Que aprendiste de ello.
Define metas que sean:
-Específicas: Por ejemplo, “Mejorar mi salud” se convierte en “Entrenar 4 veces por semana”
-Medibles: Asegúrate de poder cuantificar tu progreso.
-Emocionalmente conectadas: Piensa ¿Por qué es importante para mí? La emoción es un motor para el compromiso.
-Primer trimestre (Enero-Marzo): Enfócate en construir hábitos sólidos. Por ejemplo, si tu meta es ahorrar, inicia con automatizar transferencias a una cuenta de ahorro.
-Segundo trimestre (Abril-Junio): Incrementa el nivel de compromisos: busca resultados visibles.
-Tercer trimestre (Julio-Septiembre): Analiza tu progreso y ajusta estrategias
-Cuarto trimestre (Octubre-Noviembre): Maximiza tu impacto, alcanzo las metas o avanzando significativamente.
-Mañanas estructuradas: Actividades como meditar, escribir objetivos y ejercitarse activan tu mentalidad de éxito.
-Rituales nocturnos: La calidad del sueño mejora la consolidación de aprendizajes y la toma de decisiones.
Dedícale 15 minutos antes de dormir a planificar tu día siguiente.
Cada domingo, pregúntate:
-¿Qué hice bien esta semana?
-¿Qué puedo mejorar la próxima semana?
Esto crea un ciclo de mejora continua y evita que te desconectes de tus metas a largo plazo.