Hoy desperté con ánimos de conocer a quien se me antojara, sin miedo a nada, sentí que mi ser estaba dispuesto a mostrar su mejor vibra.
Todo super irrelevante en el dia, pero bastó la hora de ir al gimnasio, incluso durante el entrenamiento estaba yendo rápido para irme a casa a darme un baño, todo era común y corriente..

Pero...
ALAPUTAA (Disculpemne el francés).
Apareció un tipo no sé de donde carajo que me ilumino el dia y parte de la noche, su mirada transmitía pureza pero también inspiraba deseo, su pupila dilatada y en su iris un azul que me transportó al mar y su sonrisaa, llámenme exagerada! pero parecía un ángel, su cabello muy finito y con un tono rubio pero algo marroncito uuffff le iba perfecto con sus ojos y su sonrisa blanca.
YA VAAA! entienden lo que significa ese honor de poder verlo hasta que terminó su entrenamiento?
Y les cuento que asi fue, disfruté verlo, no saben todo lo que imaginé..
Yo bajé el ritmo, literalmente terminé junto a él y como mi entrenador me conoce y supo identificar que EL fue directo a mi corteza cerebral, donde se alojan los pensamientos haciéndome interactuar mis neuronas y generando no sé cuántas sinapsis.
El entrenador no supo estos detalles pero él solo intuyó que yo me sentí bien en presencia de ese hombre intensamente agradable.
Y clarooo, mi entrenador adorado le comentó que me acompañara a mi casa y así fueee. .

Estaba super contenta de poder acercarme a él y ese camino de tan solo tres calles fue fenomenal, genial ...

Hablamos mucho para lo poco que duró.
Al llegar a la puerta de entrada al edificio hablamos otros tres minutos que ni recuerdo y la verdad casi no sé decir qué hablamos.
Solo sé que me embelesó su mirada a tal punto que cada expresión diferente me transportó a ocasiones distintas como por ejemplo invitarle un vino en mi casa y poner una música suave, aprender su inglés canadiense y también por qué no, una cena, o un desayuno, tú un café y yo un té.
Pero solo quedó en mis pensamientos, ya luego nos despedimos con un “Bye, voy a comer”
Cada uno dio la espalda y se fue, yo hacia mi puerta y él a su casa que queda a tres calles de la mía.