Alicia y el Sombrerero.

- ¿Así que esto es un adiós? — le preguntó a Alice, su voz llevaba tristeza, pero una sonrisa forzada intentó disfrazarla.

El Sombrerero, con una mirada profunda, respondió:

— Si crees que esto es un adiós, entonces realmente no me conoces. Las despedidas son una ilusión; nunca vas realmente .

Aquellos que te guardan en su memoria siempre te traen de vuelta.

Decir adiós no es entender el verdadero significado de irse, porque para decir adiós tendrías que borrar todo rastro de tu existencia. Y eso, mi querida Alice, es imposible.

Nunca te dejaré ir, igual que tú nunca me dejarás ir. Llámalo tortura o maldición, pero prefiero pensar que eres mi espejo. Y nadie puede escapar de su propio reflejo.

Así suspiró el Sombrerero, una sonrisa salvaje brilló en sus ojos:

— Te seguiré hasta donde necesites.

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