Entre el silencio de tu cuerpo y lo alborotado de la existencia, encontré un cuerpo en ruinas, abandonado de caricias, y con cicatrices que dan de que hablar, piropos con jerga popular cuando transitabas las calle de tu ciudad, pero nadie se detenía a mirar la obra de arte que hicieron tus padres en la intimidad de su hogar, descubrir esos ojos que nos hacen trasladar, esas curvas de tus labios que nos incita a imaginar, ese vaivén de caderas que me hace temblar, pero me detengo a mirar y encontré una obra de arte al reverso de tu andar, una línea Ecuatorial que divide las partes de tu cuerpo para saberlo observar, una línea que no se imagina pero que me hace pecar con solo mirar, una ruta con destino y quizás sin final, un sahara en tu cuerpo para poder acampar, una espalda con sabor a gloria cada vez que te puedo tocar.
Tú te convertiste en la inspiración cada vez que de espalda estás. .