¿Alguna vez has sentido envidia? Esa sensación de que a alguien le va demasiado bien y que tú te quedas atrás. La envidia es como un veneno que corroe por dentro y nos lleva a hacer cosas que no queremos.
¿Por qué envidiamos?
La envidia nace de la comparación .Cuando vemos que alguien tiene algo que nosotros queremos, sentimos tristeza y enojo. En vez de celebrar los logros de los demás, los envidiosos buscan formas de minimizarlos.
¿Cómo actúa la envidia?
 * Descalificando: Los envidiosos intentan restarle importancia a lo que otros han conseguido. Por ejemplo, si alguien compra un auto nuevo, dirán que es feo o que no vale la pena.
 * Difamando: Inventan rumores o cuentan chismes para dañar la reputación de los demás.
 * Criticando: Siempre encuentran algo malo que decir sobre los logros de los demás.
¿Por qué no debemos alimentar la envidia?
La envidia es un sentimiento destructivo que nos impide ser felices. Cuando envidiamos, desperdiciamos nuestra energía en cosas negativas y dejamos de enfocarnos en nuestros propios objetivos.
¿Qué podemos hacer en lugar de envidiar?
 * Admirar: En vez de envidiar, podemos admirar los logros de los demás y aprender de ellos.
 * Inspirarnos: Podemos usar el éxito de otros como motivación para alcanzar nuestras propias metas.
 * Celebrar: Podemos alegrarnos por los éxitos de las personas que queremos.
¿A quiénes debemos contar nuestras alegrías?
No todos merecen saber de nuestros triunfos. Es importante rodearnos de personas positivas que se alegren por nosotros. No contemos nuestras bendiciones a cualquiera, ya que la envidia puede echar a perder nuestra felicidad.
En resumen:
La envidia es un sentimiento tóxico que nos impide crecer y ser felices. En vez de envidiar, debemos aprender a admirar, inspirarnos y celebrar los logros de los demás. ¡Rodeémonos de personas positivas y enfoquémonos en nuestros propios objetivos!