Desde que tengo memoria no estás, pero no era consciente.
Tus visitas cuan estrella fugaz, solo alcanzaba a entenderlas una vez ya te habías ido, y así, aprendí a vivir rodeada de mamá, de abuelos, de tíos y primos.
El tiempo ha pasado, he crecido, he madurado. Ya soy una mujer, una mujer fuerte, capaz de lograr todo lo que me proponga, con ideas propias, brillantes.
Ahora, vivo feliz .
He aceptado que no estás, que nunca estuviste.
He aprendido a no pensarte y aún así, te amo porque eres mi papá.
La realidad: sino te pienso, no me dueles; sino me dueles, no te extraño; sino te extraño, no te necesito; sino te necesito, puedo vivir sin ti.