Mantenerse hidratado es esencial para el buen funcionamiento del cuerpo y la mente.
Función corporal óptima: El agua regula la temperatura, transporta nutrientes y oxígeno, elimina desechos y lubrica las articulaciones.
Rendimiento físico: Una hidratación adecuada mejora la resistencia, fuerza y recuperación durante la actividad física.
Salud mental y cognitiva: La deshidratación puede causar fatiga, confusión y disminución de la concentración.
Piel saludable: Ayuda a mantener la elasticidad y reduce problemas como la resequedad.
Prevención de enfermedades: Una buena hidratación disminuye el riesgo de infecciones urinarias, cálculos renales y estreñimiento.
Regulación del peso: Beber agua puede reducir el apetito y mejorar el metabolismo.
Para garantizar una buena hidratación, se recomienda beber alrededor de 2-3 litros diarios, aunque las necesidades pueden variar según la actividad física, clima y salud individual.