Una vez intenté estudiar todo un capítulo la noche antes de un examen, y créeme, fue un desastre .
¿Has intentado explicarle algo a un amigo y de repente te das cuenta de que tú mismo lo entiendes mejor? Esta técnica se llama el efecto del profesor. Cuando explicas el tema en voz alta o incluso a ti mismo frente al espejo, refuerzas tu comprensión y detectas lagunas en tu conocimiento.
Esto puede sonar básico, pero subrayar con colores diferentes o hacer diagramas visuales realmente hace maravillas. Por ejemplo, puedes usar un color para conceptos clave y otro para definiciones. A mí me gusta usar mapas mentales porque me ayudan a conectar ideas de manera más clara.
Algo que me ayudó mucho fue dejar de releer apuntes como un robot. En lugar de eso, empecé a hacer preguntas tipo test o a resolver problemas relacionados con el tema. Esto me obligó a usar el conocimiento en lugar de solo leerlo.
Esto es clave. Una vez intenté quedarme despierto toda la noche estudiando, y mi cerebro básicamente se apagó durante el examen. El sueño es esencial para consolidar lo que has aprendido, así que no lo sacrifiques.
Este truco es un salvavidas cuando la motivación es baja. Estudias 25 minutos a máxima concentración y luego tomas un descanso de 5 minutos. Después de 4 rondas, descansas más tiempo. Este método me ha ayudado a mantenerme enfocado y evitar el agotamiento.
Cuando relacionas lo que estudias con algo que ya sabes o con una experiencia personal, es más probable que lo recuerdes. Por ejemplo, si estás estudiando historia, imagina cómo habría sido vivir en esa época.
Esto es más fácil decirlo que hacerlo, lo sé. Pero si conviertes el estudio en un hábito diario, aunque sea solo 30 minutos, verás resultados enormes con el tiempo.
Estudiar no se trata de pasar horas interminables frente a los libros, sino de encontrar formas que funcionen para ti. ¡Prueba estas técnicas y cuéntame cuál te sirvió más!