La noche se desploma sobre la ciudad, y con ella, mis pensamientos. No soy más que un reflejo distorsionado en el espejo roto de la sociedad .
Me niego a ser domada, a ser una pieza más en este tablero de ajedrez donde las reglas las escriben otros.
Mis cicatrices son mi armadura, cada una cuenta una historia de resistencia y lucha. No busco la aprobación de nadie, solo la verdad en su forma más cruda. En un mundo donde todos llevan máscaras, yo elijo mostrar mis heridas, porque en ellas reside mi fuerza.
La libertad no se mendiga, se arranca con las uñas, se defiende con cada latido. Y aquí estoy, en pie, desafiante, lista para enfrentar las tormentas que vengan. Porque ser indomable no es una elección, es una necesidad.