Nunca había tenido tanto morbo por tu cuerpo.
Nunca había existido alguien que me hiciera vibrar el alma.
Nunca tuve la dicha de hacer el amor dejando al sexo a un lado.
Quizás estuve en camas que me supieron amar, o al menos eso decían. Que con pequeñas caricias encendían la lujuriosa noche que se podía venir, pero al final, ¿qué queda? Un despertar sin unos buenos días, un amanecer sin una caricia, un día común después de una noche de sexo y derroche .
PD: Nunca dejes de mirar al futuro, pero lo precipites, porque se puede alterar, pero al final siempre llega lo que un día imaginaste, como un milagro terrenal.