Cuando la pareja convierte su relación en una relación “laboral” su lenguaje también lo es. La comunicación en pareja tiene su propio estilo, diferente y especial .
Si queremos hablar de temas difíciles con nuestra pareja y comprendernos es importante dedicarnos tiempo para que nuestra relación sea “doméstica”. El lenguaje doméstico en la comunicación en pareja implica que fluya la expresión emocional de los sentimientos, anhelos, deseos, intenciones, para que se comprenda el afecto y la importancia que tiene para cada uno lo que se dice y lo que se expresa. Esto es lo que llamamos empatía, es decir, la capacidad de darse cuenta de qué está sintiendo el otro y compartir sus sentimientos: Cuando estás alegre, me alegro; cuando te sientes triste, me entristezco. Somos compañeros no competidores, lo que uno siente el otro lo comprende y siente. Cooperamos, nos apoyamos, nos consolamos, gozamos, etc., compartimos la vida a nivel emocional.
Las emociones más importantes en una relación de pareja son los sentimientos de aprecio mutuo –Te valoro y me valoras, te haces de querer y sé que me quieres–, de consuelo, gozo y alegría –A pesar de las dificultades del día a día, estamos encantados de compartir nuestras vidas. Compartimos alegrías y tristezas, placer y dolor, incertidumbre y desasosiego: somos emocionalmente uno, sin dejar de ser cada uno, con nuestros espacios personales para dedicarlos a lo demás y a los demás–
El lenguaje doméstico en la comunicación en pareja favorece expresar lo que pensamos, incrementa el intercambio de emociones positivas (aprecio, alegría, gozo…) a la vez que ayuda a no mantener emociones negativas (enfado, tristeza, dolor, malestar…) y fortalece nuestros vínculos.