Ramiro y Karen eran amigos desde muy chicos. Se llevaban muy bien y se querían muchísimo y se la pasaban todo el día unidos .
Iban juntos a la escuela, hacían la tarea en el mismo lugar, jugaban, charlaban. Eran inseparables.
Un día algo pasó entre ellos que torció rotundamente aquella relación. Por mucho que sus madres intentaron que resolvieran el problema, Ramiro y Karen dejaron de verse y de ser amigos.
Muchísimos años más tarde, cuando ya ambos habían crecido y llevaban una vida adulta, volvieron a encontrarse en una plaza. Cuando Karen encontró a Ramiro sintió por él un amor tan intenso que no pudo evitarlo y lo besó. Ramiro se quedó paralizado.
"¿Ahora que ya tengo una familia y que las cosas me van bien queres que estemos juntos?, cuando fue esa la razón por la que dejaste de hablarme hace tantos años…" Dijo Ramiro y se fue muy enojado.
Diez meses más tarde la llamó por teléfono y le pidió que se encontraran. "Karen, fuiste lo más bonito que me dio la vida pero también lo que más me lastimo, no puedo dejar de olvidar nuestra infancia, nuestras charlas y todo lo bueno que pasamos el tiempo que estuvimos juntos, por eso quiero compartir el resto de mi vida con vos". Y a partir de ese día volvieron a ser esos inseparables, capaces de jugárselo todo el uno por el otro.