"No todo va bien".

Solo eso pude decir .En parte era verdad, por que, después de aquello, mucho ha cambiado mi vida. La soledad se ha convertido en mi compañía, las personas que antes veía como amigos realmente fueron tiempo perdido, y, además, cada minuto ahora me vale como oro.

Recuerdo que me decías:

— "Disfruta la vida haciendo cosas grandes, cosas buenas, cosas que recuerdes con una sonrisa”.

Tenías razón. Después de tantos problemas he aprendido a disfrutar la vida. Hacer cosas grandes, aunque eso no quiere decir que todo el mundo tenga que verlas. Hacer cosas buenas, aunque no para todo el mundo sea lo correcto. Hacer recuerdos que nos hagan felices, aunque no guardemos fotos de ellos.

Recuerdo que también decías:

— “Llora cariño, llora, solo así sacarás todo eso que guardas en el interior. Esa ira que te hace gritar y patalear. Sigue gritando hasta que no puedas mas”.

Seguí tu consejo. Pasé días llorando, encerrada para que nadie me viera, para que nadie oyera, para que nadie preguntara y para que todos pensaran que estaba bien. Yo por dentro estaba rota. Sentía que se me iba la vida. Quería romper todo lo que había a mi alrededor. Hasta que un día se me acabaron las energías. Solo me quedé tumbada en la cama pensando en lo que había en el pasado, así pasé mucho tiempo. Un día solo me dije: "si no salgo de mi pasado jamás tendré un futuro". Me paré de la cama y seguí con mi vida.

También te escuché cuando dijiste:

— “El viento sopla y trae cosas nuevas”.

Lo comprobé. Porque, cuando decidí cambiar mi vida, todo a mi alrededor cambió para mi. El mundo era mucho mas bello, las personas mas interesantes, y yo misma me sentía parte de algo.

Aún así hay días en los que la melancolía me gana, recuerdo todo lo que pasé contigo. Me hacías muy feliz, ver tu sonrisa construía mis pedazos rotos. Eso cambió, porque todo lo bueno que veía en ti se transformó en dolor. Solo quedaron tus palabras en mi corazón. Los consejos que me diste tuve que aplicarlos con los recuerdos que me dejaste.

Ahora que te veo delante de mi, ya no siento lo mismo, pero mi corazón brinca por todo lo malo que me dejaste. Aún así te atreves a preguntar:

— ¿Cómo estás?
Yo solo te digo:

— Estoy bien, pero no todo va bien.