A mi crespa enemiga
20 May, 2018
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Noviembre

Cuando supe de tu existencia me obsesione con tu imagen, disimule mis turbaciones y deje que me hablaran todo cuanto pudieran de ti, innevitablemente nos compare y me enfurecia que mis cercanos no confirmaran mi versión de superioridad sobre ti. Sinceramente detesto aún todo, me desagrada tu nombre, tu apariencia, esas maravillosas cualidades que robaron mi amor .
Todo lo que me recuerde tu existencia sigue siendo desagradable.
Desde el comienzo saberte poseedora de todo aquello que yo no pude ser revolvian mi interior aumentando el dolor y ampliando las heridas en mi autoestima, mi égoismo siempre porfía en hacerte mas pequeña, mas volatil, menos importante en comparación a mi, hacerte ver insignificante mantienen en su lugar los restos de mi amor propio.
Siempre espere que él volviera por mi, no resistiria mucho sin buscarme, desde que nos conocimos nunca ha sabido estar sin mi y esta vez estaba segura que serias temporal y no me equivoque, volvio tras de mi luego de un par de meses pero contigo aún de su mano. Retomó contacto conmigo siempre buscando mi débilidad, reconociendo tu presencia en su vida pero sin negar que me extrañaba. Por dignidad aguante todo lo que pude, rechazandolo una y otra vez hasta que simplemente la vida cómplice de este juego nos permitio volver a mirarnos de frente y amarnos como si nada ubiera cambiado entre nosotros, yo lo amaba, que esperabas! Lo besé, abrace, enrede mi cuerpo con el suyo, disfrute de su sabor, de su calor y volvi a la vida los minutos en que me hizo el amor en esa cama, sin embargo tu fantasma me acompaño esa noche, una parte de mí reclamaba victoriosa tener el poder y la capacidad de hacerlo perder la cabeza entre mis brazos a pesar de tú existencia, mi otra mitad recalcaba en mis pensamientos tú sombra, me recordaba que mi lugar era el de “la otra” y que fuera de estar orgullosa mi nueva situación era otra bala para mi ego. Lo abrace y bese cuanto pude, era prestado solamente, ya no era mio y de no ser yo tan orgullosa habria llorado amargamente esa mañana en sus brazos. Seguias tú en su vida.
Intente borrar esas hora de mi vida, pero durante un tiempo pedí en silencio que volviera a mi, esta vez su regreso tomó mas tiempo. Otra vez el destino caprichoso nos reunio y ahora si fue seguros de lo que haciamos, no hubo promesas ni ilusiones solo el deseo de volver a encontrarnos, de disfrutarnos y asumir que extrañamos nuestra complicidad, no me importaste tú, durante esos encuentros tú presencia niñita no llegó, olvide mis culpas y luche por mi lugar de eterna amante, le pedí seguir asi, preferia migajas a pasar otra vez por su ausencia pero él cobardemente huyó cuando asumió que también deseaba continuar engañandote y yo volvi a quedar herida, esta vez suplique pero no cambie nada. Te odié, lloré y maldije tu existencia, me burle de tu inocencia, a cada foto juntos le grite que te engañaba, que no te quiere como dice y quise enrostrarte ser la mujer que roba la pasión y el deseo de tu hombre, quise enfrentarte, destruir esa sonrisa con la confesión de ser la mujer que nunca se ha ido, decirte que en ningún momento has sido la única, que ese hombre no te pertenece.
Con el paso de los meses, la vida jugó nuevamente con nosotros, él deseoso de mi cuerpo estuvo apunto de huir conmigo, el plan estaba hecho, un par de horas en una ciudad donde nadie nos conociera, dias soñando con nuestro encuentro buscando escusas y lugares pero él se arrepintio, un dia antes acabo con los preparativos y aunque finalmente coincidimos fue algo casual y duró solo unos minutos.

A lo largo del tiempo he pasado por muchos sentimientos contigo, te he odiado la mayor parte, por todo cuanto sufrí yo, por llevarte mi felicidad y hacerme conocer este dolor, por obtener aquello que jamás tuve yo, he deseado tantas veces decirte esto en la cara, ver tus ojos llenarse de lágrimas y escuchar de ti el grito desgarrador que provoca saberse engañada, quisiera que pasaras por lo mismo que pase yo, sé que no es tú culpa, pero esa perfección que él pinta de ti me carcome el alma y deseo de todo corazón que conoscas realmente a quien te jura amor, si tan solo supieras la cantidad de veces que me ha dicho que solo eres temporal en su vida, cuando mencioné mis ganas de confesartelo todo, fue capas de decir que no eres nadie, que entro nosotros existe algo muchisimo mas potente que aquello que vive contigo, cuanto poder ejerzo en él, si continuas sonriendo es gracias a mí, si tú idilico amor existe es por mi cobardia, sé que tengo el poder de destruirte y no lo he hecho, conosco a ese hombre de una manera en que tú pequeña jamás lo haras y lo amo en igual intensidad por que soy la única que conoce su lado oscuro y continua eligendolo, tú solo ves lo que quiere que veas, amas lo mas bonito que existe en su personalidad pero no conoces ni un poco de sus defectos.
En este momento no siento rábia, es mas parecido a la lástima, por ambas, en el fondo amamos y compartimos un hombre que por momentos creo que solo se ama asi mismo. Por hoy alzo mi bandera blanca, te dejo libre en tu burbuja rosada, te dejo continuar en tu ilusión, me desapego y busco un norte mas brillante para mí pero estoy segura que donde quiera que vaya este hombre volvera a buscarme y continuara haciendolo cada que pueda, que quiera, cada que yo lo reciba, súplica entonces que el olvido me alcance y me deje libre de este amor, de lo contrario seguiremos compartiendo el mismo.

Algún dia ambas seremos libres de él.
Señorita, usted en algún momento conocera las dos caras de la historia, que el cielo quiera sea pronto y sea usted misma quien pida ambas versiones del cuento.

Con culpa, pena, rábia e impotencia la mujer que jamás se ha ido.
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