Dentro de cada uno de nosotros vive un niño, un ser lleno de curiosidad, creatividad y emociones puras. A medida que crecemos, las responsabilidades, las expectativas y las heridas de la vida adulta tienden a silenciar su voz, pero no a apagarla .
Escucha su voz Para conectar con tu niño interior, es importante primero escuchar. En el silencio de tus pensamientos, pregúntate: ¿Qué sueños olvidados tenía? ¿Qué alegrías simples lo hacían vibrar? Tal vez ese niño quiera recordarte lo mucho que amaba correr descalzo, pintar sin miedo a equivocarse o inventar historias sin preocuparse por el juicio ajeno.
Sé compasivo contigo mismo Tu niño interior también lleva cicatrices. Tal vez haya momentos de dolor que nunca pudieron expresarse plenamente. En lugar de ignorarlos, ofrécele el consuelo que necesitaba en ese entonces. Háblale con ternura, dile que ahora estás aquí para cuidarlo y protegerlo. La compasión hacia ese niño es una compasión hacia ti mismo.
Recupera la capacidad de asombrarte Los niños tienen una habilidad única para maravillarse ante lo sencillo: el sonido de la lluvia, la textura de la arena, la magia de las estrellas. Dedica tiempo a reconectarte con ese asombro. Detente un momento en tu día a día para observar el mundo con nuevos ojos, como si lo vieras por primera vez.
Juega sin expectativas El juego es el lenguaje del niño. A través de él, explora, aprende y se expresa. Permítete jugar, ya sea bailando, dibujando, cantando o simplemente haciendo algo que te haga feliz sin un propósito más allá del disfrute. Deja que la risa te recuerde cómo se siente ser verdaderamente libre.
Confía en la magia de ser tú mismo Tu niño interior no busca perfección, solo autenticidad. Cuando te reconcilias con esa parte de ti, encuentras un ancla emocional que te sostiene en momentos difíciles y te recuerda que dentro de ti siempre hay espacio para la esperanza, la creatividad y el amor incondicional.
Reconectar con tu niño interior es un acto de valentía, un regreso a esa esencia pura que siempre ha estado en ti. Escúchalo, abrázalo y permítele ser parte de tu presente. Porque en esa conexión, encontrarás las respuestas que tu corazón ha buscado durante tanto tiempo.