Quiero hablarte desde el corazón, porque sé que vivir con problemas de salud mental no es fácil. No siempre hay palabras para describir lo que sientes, y a veces parece que el mundo no entiende .
Quiero que sepas algo: no estás solo. Aunque tu mente a veces te haga creer que nadie puede entenderte, hay personas que han caminado caminos similares al tuyo, que han sentido esa carga invisible que parece aplastarte. Y aunque ahora sientas que estás en la oscuridad, quiero que recuerdes que la oscuridad no es eterna. Por muy largo que sea el túnel, siempre hay una salida. A veces, es difícil verla, pero eso no significa que no esté ahí.
Es importante que te permitas sentir lo que estás sintiendo. No tienes que fingir ser fuerte todo el tiempo. No estás fallando porque tienes días malos, semanas malas, incluso meses difíciles. La recuperación no es lineal, y está bien tropezar en el camino. Lo que importa es que sigas avanzando, a tu propio ritmo, sin compararte con los demás.
Hablaré claro: buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino de fortaleza. Hablar con un amigo, un terapeuta, un médico, o simplemente abrirte con alguien en quien confíes puede marcar una gran diferencia. No tienes que cargar con esto solo. Nadie debería hacerlo.
También quiero recordarte que eres mucho más que tu dolor. Eres más que esos pensamientos que a veces te abruman. Dentro de ti hay una persona completa, con sueños, con talentos, con una capacidad infinita de crecer, aprender y amar. Tu dolor no te define; es solo una parte de tu historia, no toda ella.
Si hoy todo se siente demasiado, está bien. Solo respira. Enfócate en el momento presente, en este mismo instante. No tienes que resolver todos tus problemas ahora mismo. A veces, lo mejor que puedes hacer es permitirte simplemente ser. Y eso es suficiente.
No te rindas. El camino no siempre será fácil, pero cada pequeño paso cuenta. Incluso los días en que no haces más que sobrevivir, estás avanzando. Recuerda que las tormentas más fuertes no duran para siempre, y al final, siempre hay un cielo despejado esperándote.
Te mando toda la fuerza y el amor que puedo transmitir en estas palabras. Porque tú lo mereces, aunque a veces te cueste creerlo. Eres valioso, eres suficiente y mereces encontrar la paz dentro de ti. Un día mirarás hacia atrás y te darás cuenta de lo lejos que has llegado. Hasta entonces, sigue adelante, un momento a la vez.