Aveces, nos recuerdo... lo veo todo, como una vieja película silenciosa .
Las imagenes pasan en orden en mi mente, cada recuerdo, cada mirada, cada momento a tu lado... era hermoso. ¿Se puede ser feliz en medio del dolor? No lo creo, quizás era una ilusión... pero, cada vez que nos recuerdo me veo a mí sonriendo como si todo fuera perfecto... y ahora me pregunto, ¿Dónde quedan esas noches donde lloraba hasta las madrugadas? ¿Dónde quedan mis libras de menos cada vez que te ibas? ¿Dónde quedan las ojeras, las miradas perdidas, los gritos silenciosos? ¡Jesús! ¿Dónde queda mi dolor? ¿Mi llanto? ¿Y las miles de cartas que te escribía bañada en lágrimas? El amor llega a ser tan masoquista, no me daba cuenta que me consumías, que mis ojos solo mostraban un profundo dolor, que cada vez que me miraba al espejo era una total desconocida... es tan cierto que el dolor nos cambia, unos nos marchitamos y otros se vuelven fríos y vacíos.
No me dí cuenta de tantas cosas... tus mentiras que me lastimaban como mil cuchillas, tu despedida que me destrozó. Tú, tú, tú que me causaste tanto dolor. ¿Qué hago ahora? Si ya no me queda nada... no quiero morir, solo quiero comenzar y que esa herida en mi alma, que esas grietas sanen ya. Necesito salvarme, porque me mostraste, que nadie lo hará por mí...