La vida nunca sigue un guion. A veces te hace sentir que tienes todo bajo control, y en un instante te sorprende con un giro inesperado .
Pero ahí está la magia: en lo impredecible, en los momentos que no planeaste y que, de alguna manera, se vuelven inolvidables.
Vivir no es solo existir; es sentir. Es reír hasta que te duela el estómago, llorar cuando algo rompe tu corazón, tropezar con las mismas piedras y, aún así, levantarte una y otra vez. Es aprender que no todo tiene que salir perfecto, porque lo perfecto rara vez tiene alma.
La vida no siempre será justa ni fácil. Habrá días grises, silencios incómodos y cicatrices que tardan en sanar. Pero también habrá atardeceres que te dejen sin palabras, abrazos que reconstruyen y momentos que, sin esperarlo, te devuelven la fe en todo.
Al final, la vida es un caos, sí, pero uno lleno de colores, sabores y matices. Un caos que vale la pena enfrentar, explorar y amar, porque es lo único realmente nuestro.