No te puedes resistir a ese regreso amargo cada noche, apenas tu celular comienza a vibrar corres a revisarlo. Impaciente por una respuesta esperada hace dos días, pero no perdiste tu paciencia porque querías darle su espacio, ya sabes no verte como necesitada por su atención.

Ahora se puso en contacto contigo, son casi las nueve de la noche, estabas lista para irte a dormir lo pospusiste debido a su inesperada aparición .Ni siquiera ha preguntado como estuvo tu semana o los dos días en que no mantuvieron contacto, solamente pregunto si estabas libre para verte con él.

Te arreglaste, pusiste un maquillaje con colores terrosos sobre tus ojos, buscaste aquel paquete de una tienda a la cual fuiste hace una semana y permanece guardado en tu armario, aun con las piezas de lencería rojas con encaje negro. Exclusivamente para mostrárselas cuando volvieran a verse.

Después de una cena, te propuso ir a su hogar para estar más a gusto. Ni siquiera pasaron veinte minutos y ya te estabas dejando llevar por la pasión, porque muy dentro de tu corazón sentías que de ese modo lograrías volver a llegarle a su corazón, nuevamente podrían retomar aquello dejado en el pasado hace unos meses.

Lo pasaste bien cierto? Aun no ha perdido su toque en la cama, incluso luego de ambos llegar a lo mayor del clímax comenzó a decirte palabras que habías esperado oír. Si tu subconsciente gritaba a todo pulmón “esto no volverá a ser, ¿recuerdas cómo te trató? Aloooo?”, cierto, no lo escuchas, pues tienes esperanza en algo perdido.

Cómo despertaste la siguiente mañana? Imagino sonreías de un extremo al otro, escribiste en aquel grupo de amigas titulado “locas pero cuerdas” lo increíble que se lo pasaron. Todas gritaban con emojis, agregando más a la ilusión sobre el posible regreso con tu ex.

Son las cuatro de la tarde, no has desviado tu atención solo para cosas importantes, te estás preguntando ¿Por qué no llama, o al menos me escribe? ¿Estará bien?. Ante tu gran impulso le escribes y ¿qué recibes? Dos ganchitos en azul haciéndote volver a la realidad, vuelves a escribirle pero no responde. ¿Le llamaste cierto? No te respondió, volviste a tu cama sola llorando porque una vez más volverá a desaparecer. Tú lo sabes, pero odias verlo así. El ciclo se repite nuevamente.

Le diste tanto poder a esa persona de ti, que ya sabe exactamente como volverte loca por verlo. Te tiene donde quería, utilizo la vieja confiable “no puedo estar sin ti” pero no lo demuestra, ni siquiera en su relación lo demostró y ahora regresa cada vez que quiere para sencillamente tener un lugar donde poder satisfacer su deseo carnal.

Sabes cuándo dejará de hacerte sentir así? El mismo día que vuelva a llamarte y tú simplemente le digas “lo siento, lo mejor es no volvernos a vernos”. Por qué te amarras a sufrir tanto? Acaso crees que es el único ser humano en toda la tierra? Hay muchos ahí afuera dispuestos a darte con hechos lo que en palabras se lleva el viento pero prefieres te busquen una vez al mes, te lleven a un lindo lugar y te dejes montar bajo sus sabanas.

Suelta esa ilusión que te ama porque eso está lejos del significado. Amate a ti misma y suelta aquel círculo tóxico.

¿Ahora captas?