Sofía.

Esa fue la última vez que Jane escribió en su diario o guardo notas de su vida, debo decir que desde que dejo de escribir maravillosas cosas sucedieron en nuestras vidas; sin embargo, intentare hacer mi narración lo más cercano a todos lo hechos que ocurrieron para no dejar su historia en el olvido.

Después de este último relato, Jane y Sebastián salieron juntos durante mucho tiempo. El amor de él le daba fuerza y valor a ella, la lleno de autoestima y de sabiduría para terminar su carrera hacer proyectos en ayuda a la mujer .Pero paso a paso, mientras seguían en la universidad, Jane consiguió un empleo como ayudante en una biblioteca de la universidad. La señora García era la encargada de la biblioteca de humanidades, y cuando Jane encontró la oferta, Sebastián la animó para que se presentara.

Mientras Jane trabajaba dos noticias buenas sucedieron que cambiaron su vida, una de forma tangible y otra de manera personas. Primero, Jane comenzó a tener bastante dinero, pues el trabajo que había por hacer en la biblioteca llegó a ser exhaustivo, menos mal a Jane le encantaba estar allí,así que la señora García comenzó a dejarle trabajos extra que podía hacer desde casa, artículos, reseñas y textos que necesitaba para promocionar la biblioteca, pero también para explotar ese potencial escondido de Jane. No sólo este dinero sirvió para que Jane pudiera mudarse a un apartamento con Sebastián para los últimos años de universidad, sino que la ayudo a entender cada vez más las situaciones que habíamos sufrido como mujeres. Y en segundo lugar, la señora García era una viuda de sesenta años muy lúcida y amable pero con poca saluda cada vez, así que al hallar a Jane su ayuda fue vital para mantener la biblioteca, pero lo más importante para ella sería su compañía.

Mientras el tiempo pasaba, Jane estudiaba en la biblioteca casi todos los días a la vez que trabajaba allá, compartía historias con la señora García, y ésta le contaba sus historias y anécdotas sobre como perdió a su hijo por el estrés de que cargó con la muerte de su esposo cuando ella tenía treinta y cinco años, o sobre como cuando era joven vio sin querer como violaban a una chica en la calle por un grupo de muchachos; mientras más compartía con la señora García, más era consciente de que debía hacer algo para redimir a todas aquellas mujeres que habían sido víctimas, y enseñar a los hombres y mujeres la importancia de la igualdad.

Con el tiempo, la señora García se retiró de la universidad, dejando ese cupo libre que fue tomado temporalmente por Jane mientras se encontraba un profesional calificado para ocupar la vacante; esto molesto mucho a Jane, pues llevaba cerca de tres años trabajando allí, pero al no estudiar alguna carrera relacionada con las humanidades no podía ejercer el cargo de forma permanente. Sin embargo, mi hermana tenía claro que ser doctora era su sueño, y cada vez más imaginaba nuevas maneras que podía implementar en proyectos o fundaciones para ayudar a la sociedad a ser más equitativa con todas las clases sociales marginadas.

Lastimosamente todas los panfletos, mapas de ideas, apuntes o notas de estos planes fueron obsequiados unos a la señora García, quién falleció un año después de retirarse de su trabajo, y otros a Sebastián. Gracias a ese trabajo mi hermana cumplió sueños y construyó nuevos sueños. Eso sí, Jane nunca dejó de soñar, y eso es una de las cosas que más extraño de ella.

Tiempo después llegaría un señor a la biblioteca, cuyo nombre ya no recuerdo pero que no se entendió bien con Jane, así que ella con el tiempo decidiría renunciar a su trabajo, y dedicarse a sus pasantias como doctora, las cuales sí se convertirían en su futura profesión; eso sí, sin olvidar nunca las enseñanzas de la señora García, a quién visito todas las semanas desde su renuncia hasta su muerte, incluso muchas de estas veces iba con Sebastián, quien le agradecía siempre que ella le hubiera dado el trabajo a Jane a pesar de que era de una facultad diferente y de haberles cambiado a ambos la forma de pensar, de observar y de vivir, pues desde que vivían juntos eran ya una familia.

No puedo decirles que no fue difícil ver que mi hermana ya estaba construyendo su vida, en ocasiones incluso sentí que me dejaba de lado; ella era mi mejor amiga. Pero el tiempo pasa y aprendí la importancia de que ella experimentara todas estas nuevas aventuras, y sobretodo de la mano de Sebastián que era un ser humano maravilloso, en la casa todos lo adoraban, ciertamente era parte de la familia. Fueron los años más felices de Jane, y aunque estuve un poco rezagada en sus planes, ella siempre estuvo en mis momentos más importantes.

Y sí se preguntan por qué estoy yo escribiendo el resto de la historia, diré solamente que encontré estos apuntes en su biblioteca privada mientras limpiaba sus cosas para botar lo último que no se fuera a donar o a regalar. Extraño mucho a mi hermana, me costo bastante sentarme a continuar su historia, y así como Otto Frank sólo fue capaz de publicar el diario de su hija Anna, yo quería que el legado de Jane continuara, así fuera de la mano de mi pluma; Estoy segura que donde quiera que este, no esta molesta por esta irrupción a su intimidad.