Hagamos costumbre pedir primero el postre luego el almuerzo, en un mundo lleno de momentos agridulces dónde la gente vive sin disfrutar los mejores placeres de la vida, viven sin abrazos sinceros, sin miradas auténticas.
En esta oportunidad me pedí un crocante de nuez y un té Golden Mai, una delicia!  Pero cada vez que voy a un lugar y pido el postre, así con tono extrañado me repiten el orden y...  Sí, así en ese orden por favor "  respondo con una grata sonrisa.
Una vez en mi boca, no dejo de agradecer por tan placentero momento y cerrando los ojos doy gracias por esa explosión de sabores, lo calentico del té o café, los sonidos del bullicio se aplacan, el tiempo se detiene, y respiro.  Ahh... Qué sería de la vida sin ese espacio único para ti?
   Que bueno darse el chance de disfrutar estar presente, lejos de la hipocresía y la amargura de algunos.
Hagamos necesario el saborear lo dulce de la vida y  por qué no el postre primero?
Gracias a Dios por esos instantes! .