No sólo tengo hambre, frío y estoy sin dinero, también estoy muriendo con el corazón roto. Las calles de baltimore son gélidas y desoladas después de la guerra .Poder sobrevivir no es solo cuestión de alimentarse, calentarse o dormir bien. No es solo eso, puesto que, para mi, la vida ha decidido dejar de vivir y la muerte esta acá al lado mío, buscando cobijo, buscando comida y tirada en una esquina por la mala ventisca de la noche pasada. Una túnica rota no te hará sobrevivir muchas noches en este callejón. Hace tres días que llego, me sonrió y le brinde un puesto y un trozo de cartón. No hablamos, por lo que tampoco discutimos, eso es mas de lo alguna vez tuve con mi esposa. Hoy es el día en que por fin se habría acabado la comida pero ella se ha acercado y me ha ofrecido un poco de lo suyo. Estoy feliz, llevaba dos días sin dormir y esta noche siento que soñare con las estrellas o quizás con alguna maria. Me despediré de mi amiga, le daré las buenas noches. Quizás y solo tal vez, me permita una picardía y me duerma con ella. Puede que tenga algo de suerte, ya no tengo nada que perder, al fin y al cabo no viviremos muchos días mas y estas tristes calles no hacen mas que recordarla.
"Delirios de un hombre moribundo en baltimore"