Tengo que admitirlo, aunque estudie tres semestres junto a Sebastían nunca me tome la molestia de compartir mucho con él, no es que me cayera mal o algo, de hecho me parecía muy simpático y un chico muy inteligente, tan sólo parecía que él tenía su grupo de amigos y yo tenía el mio, que cada vez se iba reduciendo más y más después de que se enteraron de lo que sucedió con mi hermana y mi familia. Sin embargo, verlo aquí, así fuera sólo ayudando a su hermana me hizo sentir que había muchas cosas que me gustaría conocer de él.

La abuela, Sofí y yo salimos cuando todo se calmo y nos fuimos primero a un café a tomarnos algo y comer un poco, estábamos hambrientas y exhaustas, pero lo más importante es que tuvimos tiempo para sentarnos, hablar sobre lo que nos había gustado y lo que no, y organizar una mentira para decirle a mis papás que estábamos perfectamente cuando comenzó el ataque y que no estábamos allá cuando eso sucedió aunque hasta nuestros huesos tuvieran olor a gas pimienta.

- Esta bien, que les parece si les decimos que salimos a comer algo ahí cerca cuando los problemas comenzaron, y que el dueño del café lo cerro abruptamente y nos quedamos allí adentro - dijo la abuela como si hubiera tenido la mejor idea del mundo.

- Si razonamos cuidadosamente tiene mucho sentido, y podemos decir que el olor y la forma en las que quedaron nuestras ropas fue por ayudar a las otras cuando la policía nos permitió salir - le dije a la abuela sonriendo

- pues sí, pero sólo lo diremos si llegan a preguntar, ¿no? - pregunto Sofí - recuerden que ellos aprovecaron el día de hoy para tener una cena romántica en algún restaurante y llegaran tarde.

A penas sofía dijo esas palabras, mi abuela y yo nos miramos y tácitamente decidimos pagar e irnos corriendo a la casa, podíamos decir que habíamos llegado temprano porque la abuela estaba exhausta y tomamos todas una ducha y cuando prendimos el televisor nos enteramos de lo sucedido .No queríamos que mis padres se enterraran porque con lo que nos demoramos para que nos dejaran ir a la marcha con la abuela no quiero ni imaginarme que harían si se enterasen de lo sucedido.

En el afán de la situación no pude pedirle a Sebastián su numero, sé que no vamos a ser los mejores amigos de un momento a otro, pero la verdad sí quería hablar con él, conocerlo y escuchar su opinión sobre las mujeres. Él era la primera persona cercana a mi edad y sin traumas que cree en la causa y en el movimiento, todas las demás son mujeres que se cansaron después de años y años de martirio, o sino chicas que fueron violadas, golpeadas, drogadas y maltratadas, entre otras, pero podría decirse que en sí yo no he tenido ningún problema para apoyarme en la causa, bueno y para apoyar a sofí.

Milagrosamente me acorde en un segundo que Sebastián es hermano de Melody, la chica que trabaja en la red del feminismo y nos había estado ayudando mucho, con el tiempo me enteré que su verdadero nombre es Melody porque en la página tiene miedo que la ataquen o que le puedan hacer algo y prefirió tener dos cuentas completamente diferentes. Muy tímidamente le escribí, le salí con la excusa de que si podía darme el numero telefónico de su hermano pues queríamos agradecerle por lo que hizo por nosotras ese día, por mi abuela, mi hermana y yo. Pero en el fondo yo sabía que un sentimiento iba a comenzar a nacer, y eso me llenaba de pánico.

¿Cómo voy a hacer? ¿ qué me pondré? ¿ a donde me llevará? ¿ es caro? ¿ es barato? Miles de preguntas pasaron por mi cabeza antes de siquiera tener el número mientras Melody lo encontraba. En ese momento fui consciente que quizá no tengo el numero de Sebas porque el intencionalmente no quiso dármelo, o porque me salvo sólo porque pensó que era una chica x y no se dio cuenta que era yo, pensé que sería muy extraño cuando vuelva a la universidad y lo vea allá y fingir que no me salvo la vida, o que no me gusto encontrármelo allá. Ahora me siento una acosadora de verdad.

Cuando Melody me envió un mensaje con 6 dígitos nada más, decidí agradecerle y cerrar el chat, incluso lo archive para no tener la tentación de mirarlo y llamarle o escribirle para no pasar más penas pero sobretodo para no sentirme avergonzada sobre lo que estaría empezando a florecer en mi. Sí me salvó la vida ¿y qué? Tampoco fue que fuera a morir por el gas, hubiera caído inconsciente y después me hubieran ayudado los chicos de las ambulancias, tendría una que otra molestia respiratoria pero hasta ahí, creo que eso hubiese sido preferible que a encontrarme a Sebastián allá. ¿Qué pasara en la universidad? ¿les dira a todos como la niña loca cuya hermana fue violada estaba con las "feminazis" hasta que nos atacaron y el tuvo que irme a salvar? No tengo muchos amigos en la universidad, en sí casi todos son compañeros nada más, pero no quería perderlos sólo por un rumor que un chico podría difundir. Ojala Sebastián no fuera a decir nada.